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› BOCA PERDIO CON EL CELTIC GLASGOW, EN CLEVELAND
Se supone que traen dólares
Otro partido horrible del equipo de Bianchi. Los escoceses hicieron poco pero les alcanzó,
ante un Boca que otra vez sólo fue a aguantar.
La minigira que Boca organizó o –mejor– comprometió, en el paquete de su pretemporada estadounidense consistió en dos partidos aburridos en los que fue ostensiblemente a cobrar y a cumplir. Y no lo hizo. La semana pasada empató en cero con Las Chivas mexicanas en cruce soporífero y anoche perdió ante el Celtic con justicia en partido algo más vivaz (por las patadas, sobre todo). Nada para rescatar en lo colectivo ni en lo individual para los de Bianchi. Ni el consabido oficio. Vuelven el domingo.
Anoche, ante un estadio sólo ocupado hasta poco menos de la mitad de su capacidad, perdió por poco y sin hacer nada. El delantero Chris Sutton, a los 14 minutos del segundo tiempo, marcó el único desnivel de un partido pobre. Los de Bianchi tiraron tres veces al arco con peligro. Muy poco.
Celtic, un equipo rústico, justificó el triunfo en el segundo tiempo por su dominio territorial y el oportunismo para convertir una de las pocas acciones de gol. El grandote Sutton –se lo pasó peleándose con Burdisso, muy irascible–, tras recibir la pelota al pie dentro del área por la izquierda, enganchó hacia adentro y resolvió de derecha abajo, pegado al segundo palo de Roberto Abbondanzieri.
Un lindo gol para un partido aburrido, de ritmo lento, con pocas llegadas a los arcos y muchas fricciones, algunas exageradas por el tenor del compromiso. Boca mostró su cara más aceptable en la primera parte cuando intentó manejar la pelota en el campo escocés –otra vez no cuajó Fabbro– y contó con dos aproximaciones: un remate de Colautti a las manos de Marshall y un corner de Barros Schelotto que, tras toque de Battaglia, Burdisso no alcanzó a conectar en la boca del arco.
En el complemento, con el agravante de los cambios sucesivos y numerosos, el equipo argentino decayó, sufrió el gol y no encontró respuestas, incluso con el ingreso de Carlos Tevez, quien insinuó su peligrosidad sin poder concretarla frente a la defensa europea. Precisamente, un remate suyo desde afuera del área fue la chance más clara de los de Bianchi, mientras que los escoceses tuvieron alguna posibilidad más de contraataque.
En lo individual –descartado lo colectivo– sólo Abbondanzieri, Schiavi y ratitos de Tevez y Colautti. No funcionó el medio otra vez; los laterales no fueron y al Mellizo le falta ponerse a punto. Ayer, como suele pasarle en casos así, se enojó seguido.
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