Guillermo Coria, que transita –quién lo duda– por el mejor momento de su carrera, se clasificó ayer finalista del Abierto de tenis de Kitzbuehel, Austria, luego de imponerse fácilmente por 6-1, 6-2 al español Feliciano López. El Mago buscará hoy su tercer título del año ante el chileno Nicolás Massú, que le ganó por 6-2, 6-1 en la otra semifinal al tandilense Mariano Zabaleta. El santafesino, número uno de la Argentina y séptimo del escalafón mundial, ya fue campeón este año del Masters Series de Hamburgo y el domingo pasado ganó el certamen en Stuttgart. El torneo de Kitzbuehel reparte 900 mil euros (unos 1,02 millones de dólares) en premios, y puntos para las clasificaciones mundiales de la ATP.
Coria, quien había vencido en las rondas anteriores al sueco Andreas Vinciguerra, al francés Olivier Mutis y a su compatriota Juan Ignacio Chela, apabulló otra vez al español López, al igual que sucedió hace ocho días en las semifinales de Stuttgart, cuando lo superó por 6-0, 6-1. En Kitzbuehel, el argentino logró su quinto triunfo sobre el español en igual cantidad de enfrentamientos, ya que también lo había vencido en Barcelona y Viña del Mar 2001, y en la etapa de la Copa Ericsson de Montevideo 2000. La actuación de Coria fue tan contundente que por momentos dejó desairado con sus toques a López, un jugador que también atraviesa un buen momento como profesional y que venía de lograr triunfos sobre el francés Paul Mathieu y ante el argentino Gastón Gaudio.
En el encuentro de hoy, Coria es el gran favorito a llevarse el título, a partir de que a su enorme caudal de tenis le ha sumado una confianza notable, al punto de que ayer cerró el partido ante López con dos aces, algo infrecuente para un tenista argentino. El santafesino, quien buscará su cuarto título como profesional (ganó el primero en Viña del Mar 2001), tiene un historial favorable ante el chileno, quien es entrenado por el argentino Gabriel Markus, y viene de ganar el domingo pasado el torneo de Amersfoort, en Holanda.
Al mismo tiempo, en la jornada de ayer Zabaleta –que venía de eliminar nada menos que al español Juan Carlos Ferrero– no estuvo en un buen día, ya que falló con su servicio, no devolvió bien y cometió numerosos errores no forzados que lo hicieron perder claramente un partido que jamás pudo dominar.