El volante de San Lorenzo Juan Mercier confirmó que tuvo “un altercado” con un barrabrava del club, luego de la victoria 1-0 ante Boca, a la salida del vestuario, cuando se disponía a retornar a su casa. “Cuando salí del vestuario, me crucé con una persona que no conozco que me pidió la camiseta y no la pasé bien. Hubo un altercado y la pasé muy mal”, aseguró Mercier. El Comité de Seguridad en el Fútbol (Cosef) instó a San Lorenzo para que aplique derecho de admisión al barrabrava.

El barra, conocido como el Gordo Ito, se acercó a Mercier cuando éste ingresaba a su automóvil para regresar a su hogar, lo amenazó y lo golpeó cuando no le contestó por el pedido de la camiseta que utilizó en el clásico ante Boca. “¿Sabés quién soy yo? Conseguime una para el martes o te rompo todo”, lo amenazó, según testigos, antes de aplicarle un golpe. “Toda mi familia la pasó mal, pero ahora tengo que estar tranquilo”, indicó el futbolista, la figura de la cancha en el partido del domingo. “Uno quiere tener tranquilidad, uno sólo quiere jugar al fútbol”, sostuvo Mercier con un tono no exento de súplica.

El presidente Matías Lammens habló con Mercier, dispuso custodia especial y anunció que el Gordo Ito será alcanzado por el derecho de admisión, con lo cual se le vedará el ingreso a la cancha.

El agresor es el ex jefe de la barra brava de San Lorenzo, que hace alrededor de tres años le cedió el liderazgo a Cristian Evangelista, alias “Sando”, y el domingo, tras el partido, mostró total impunidad ante decenas de personas. Apareció en la nave del estadio, una zona restringida en la que los futbolistas suelen guardar sus autos, y allí prepoteó al futbolista.

Mercier les pasó un mensaje a los hinchas de San Lorenzo, único escolta del líder y próximo rival, Newell’s: “Que se queden tranquilos que vamos a dar lo mejor y estaremos en la pelea hasta el final”. El volante reconoció que cuando el delantero Emmanuel Gigliotti le quitó el balón en la jugada previa al penal de Santiago Gentiletti a Cristian Erbes se quedó tirado en el suelo porque “no lo podía creer”.