DEPORTES › NEWELL’S Y SAN LORENZO EMPATARON 1-1 EN ROSARIO EN UN PARTIDO POBRE
El líder y su escolta no tuvieron suficiente ambición para buscar la victoria y por eso se quedaron contentos con el reparto de puntos. Trezeguet, de cabeza, abrió el marcador para los rosarinos, y Piatti, con una volea, marcó la igualdad definitiva.
Se fueron en amagues.
Newell’s y San Lorenzo insinuaron mucho más de lo que concretaron y terminaron empatando 1-1 en Rosario, en un partido mucho más discreto de lo que se podía esperar de ambos equipos. El resultado dejó abierto el torneo, a la espera de lo que hoy ocurra con Boca-Tigre y mañana con Lanús-Arsenal.
Los dos querían ganar, pero también tenían en claro que el empate no era tan mal resultado. Para los rosarinos, porque seguían en la punta. Y para San Lorenzo, porque se mantenía a la misma distancia de la cima y se sacaba de encima, a priori, el partido más complicado que le queda en el fixture. Y con esos pensamientos salieron a la cancha. Por eso, cuando promediaba la segunda mitad, el empate parecía sellado, ya que los dos buscaban más cuidar su arco que agredir al rival.
El inicio mostró a un San Lorenzo mucho más ambicioso, con la velocidad de los pibes Correa y Villalba como principal argumento. Los delanteros presionaban bien arriba a los defensores de Newell’s, que de esa manera no podían desarrollar su juego habitual. Y cuando tenían la pelota, su movilidad complicaba al fondo rosarino. Por eso, Guzmán tuvo que jugársela ante Villalba para evitar el primer gol visitante.
Pero cuando mejor jugaba San Lorenzo, el puntero tuvo su chance y no la desaprovechó. Cáceres envió un centro desde la derecha al centro del área, donde Trezeguet anticipó a su marcador y venció a Torrico con un notable cabezazo de pique. No era justo, porque San Lorenzo había mostrado un mejor juego hasta ese momento. Lo bueno para el equipo de Pizzi fue que no se amilanó con la desventaja y llegó al empate rápido, luego de una buena maniobra de Correa para Piatti, que definió con un remate violento.
El empate fue lo peor que le podía haber pasado al encuentro, porque ya los dos no fueron ambiciosos como en el comienzo. Y entonces, más allá de los intentos de Pablo Pérez y un par de tapadas de Torrico, el partido decayó mucho. Sin intensidad y con muchos miedos, el reparto de puntos quedó sellado desde mucho antes del final.
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