Mié 30.07.2003

DEPORTES

“No jugar en el Madrid no es nada al lado del secuestro de mi padre”

Acomodado en Zaragoza, Gabriel Milito se tomó el trabajo de poner en su justo sitio la frustrada contratación por parte del Real.

Por Angel A. Giménez *

–¿Cómo se siente después de todo lo ocurrido?
–Muy recuperado. Han sido días difíciles, porque jamás pensé que esto me podía pasar. Pero me pasó. Y lo asumí con mucha tranquilidad.
–¿Qué le pasó por la cabeza?
–La verdad, no entendía nada. Durante un año y medio jugué prácticamente todos los partidos, tanto con Independiente como con la Selección, y nunca sufrí problemas en la rodilla. Ni siquiera lesiones de tipo muscular. Todo resultaba muy sorprendente.
–¿Pone la mano en el fuego por su polémica rodilla?
–Está perfectamente. Jamás dudé de la salud de mi rodilla. Las evaluaciones médicas fueron satisfactorias. No había dudas ni las hay.
–Los médicos del Madrid no dicen lo mismo.
–Tras el primer reconocimiento médico, salí de la clínica convencido de que iba a firmar. Y llegué al Bernabeu seguro de que iba a ser presentado. Pero cuando luego, una vez dentro del estadio, me cuentan que hay algunas cosas, algunos problemas, todo empezó a resultarme muy sorprendente. Yo no quería hacerme más pruebas. Acepté una nueva revisión por la presión de mis representantes. Pero estaba dolido y les dije que empezaran a hablar con el Zaragoza. Nadie ve problemas en mi rodilla, y ellos sí, no lo entiendo.
–¿Los médicos del Zaragoza hicieron la vista gorda con usted?
–Para nada. El Zaragoza no tiene el poderío económico del Real Madrid, tampoco su nivel de exposición, pero tomó todas las precauciones antes de contratarme. Me hizo otros controles y se aseguró de que estuviera en perfectas condiciones físicas. Me dieron su confianza. Ahora me toca responder.
–Su entorno lo elogia por la entereza con la que soportó el proceso con el Madrid.
–¿Cómo iba a estar nervioso o dolido por no jugar para el Madrid? Si me tocó vivir el secuestro de mi padre. No, no. Aquello fue lo más duro que me pasó nunca. Por eso ahora sólo podía estar tranquilo. Ver a un familiar, mi padre, en una situación así... Una contratación frustrada no es nada al lado de esa semana de tensión.
–¿Por qué no se volvió a la Argentina? ¿Era necesario jugar muy cerca del Madrid para demostrarle que se equivocó?
–Nunca pensé volverme a la Argentina. Mi sueño es jugar en España. Y el Zaragoza me ofrece la posibilidad de cumplir ese sueño. Es un desafío. La Liga española es la mejor del mundo. Implica un grado de presión que me encanta. Ya estoy acostumbrado. La presión de Argentina es difícil de igualar.
–Pero de jugar en el Madrid a hacerlo en el Zaragoza ¿no hay una rebaja notable?
–No. Para nada. Estoy feliz aquí y eso es lo que importa.
–¿Qué sabe del técnico del Zaragoza, Paco Flores?
–Me causó buena impresión. Es exigente. Eso me gusta.
–Es un técnico que exige dedicación al fútbol día y noche.
–En ese aspecto no va a tener ningún problema conmigo. A mí lo que más me gusta es entrenarme y llegar al domingo con mucha presión. Para mí, cada partido es el más importante de todos. No concibo entrenarme toda la semana con intensidad para luego vivir la jornada del fin de semana como si fuera un suplicio. Para mí los partidos son motivos para disfrutar.
–¿Tiene el orgullo herido después de todo lo sucedido?
–No, no. El Madrid es historia. Es un club muy grande y no creo que quieran perder más el tiempo conmigo. Yo, tampoco.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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