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Deben jugar al mismo tiempo
En los tiempos de legendario esplendor, no solamente del fútbol, por allá por las décadas del 40 y el 50, aquellas que quienes las recuerdan con nostalgia los lleva a aquello de “todo tiempo pasado fue mejor”, y no a aquello de “todo tiempo pasado fue pasado”, siempre se dice que había tantos y tan buenos, que para las selecciones nacionales, e inclusive para los cuadros de clubes, el problema no era a quién poner, sino a quién sacar.
Tanto era así, que más de una vez, para que estuvieran todos los mejores, también en la Selección argentina, en tiempos en que no se hablara de polifuncionalidad, dos o tres que jugaban en el mismo puesto compartían la misma alineación. Y hubo quienes, con cierta pícara malicia, atribuían tal superposición al desconocimiento del entrenador de turno que decidía al respecto.
El “¿pueden jugar juntos?” de estos tiempos, los tiempos de ahora, ni mejores ni peores, fue instalado más por los que apuestan a la menesterosidad que por quienes analizan desde el discernimiento. Desde el mensaje hegemónico no se escuchan voces cuestionadoras si a alguien se le ocurre, por ejemplo, alinear a cuatro volantes de marca en el mismo equipo. Sí aparecen esas voces en el caso de que aparezcan en la misma alineación dos enganches o dos lanzadores, o inclusive un enganche y un lanzador. Todavía se recuerda aquella incomprensible premisa referida al San Lorenzo de los ‘90 respecto de la inconveniencia de que jugaran juntos Gorosito y Paulo Silas. Y, ya por estos tiempos, la incompatibilidad que suponía Batistuta y Crespo juntos en la Selección nacional. Es cierto, y ahora, por ejemplo, con referencia al fútbol español, que el amontonamiento de superestrellas no le dio al Real Madrid ni al Barcelona –aunque el Madrid haya sido campeón– el esplendor futbolístico que se esperaba. Quizá el argumento del tacticismo sean “demasiados caciques y pocos indios”.
A estas horas, y con el Apertura por empezar, mientras Cavenaghi se congratula de la posibilidad de compartir plantel con el chileno Salas, a quien algunas aventuradas encuestas dan como goleador de un torneo que todavía ni es, el “¿pueden jugar juntos?” ya sobrevuela entre los tomadores de precauciones. En realidad, la respuesta debiera ser “deben jugar al mismo tiempo”.