Mié 15.01.2014

DEPORTES  › POSTALES MUNDIALISTAS

Ciclón del ‘46

Las estadísticas argentinas en las Copas del Mundo seguramente serían más favorables si se hubieran realizado los mundiales del ’42 y del ’46 (que no se disputaron, como se sabe, por la Segunda Guerra Mundial). Por esos tiempos brillaba en la Argentina San Lorenzo de Almagro, que precisamente en 1946 realizó, con un plantel muy reducido, una inolvidable gira que deslumbró a los europeos y que hasta estos días se sigue comentando.

Después de consagrarse campeón local, produciendo notables goleadas (siete goles a Central, seis a Atlanta, cinco a Lanús, Platense y Racing), inició una gira por España y por Portugal, donde les dedicaron generosos espacios, elogiando su lujoso juego de toque y precisión. Aquel plantel –que contaba con figuras tales como Oscar Basso, Salvador Grecco, Armando Farro, Rinaldo Martino y René Pontoni– enfrentó dos veces al seleccionado español y lo derrotó con actuaciones de fantasía: 7-5 y 6-1. En Portugal venció 9-4 al Porto y 10-4 al seleccionado local, y cerró su actuación en Andalucía con un empate de exhibición en cinco goles ante el Sevilla, campeón de España en la temporada ’45/’46. Diez partidos, con cinco victorias, cuatro empates, una derrota y 46 goles convertidos, con Martino y Pontoni como máximos anotadores.

El diario El País de Madrid, en 1997, lo evocó así: “Lo que sucedió a partir del 21 de diciembre hasta finales de enero de 1947 pareció irreal, inenarrable. La prensa diaria y la revistería ampliaron los espacios destinados al fútbol, multiplicando por varios enteros. El San Lorenzo de Almagro, pese a jugar contra el frío, la nieve y las intensas lluvias de aquel invierno, causó sensación. Puso en evidencia a las dos formaciones nacionales ibéricas: 13 goles a 5 contra España, en dos partidos; 10-4 contra Portugal. En La Coruña, las entradas se vendieron como si fueran cuartos kilos de aceite a precio de tasa”.

Aquellos cracks de San Lorenzo no pudieron jugar la Copa del Mundo. Tampoco lo hicieron los integrantes de la fabulosa Máquina de River, con la excepción de Labruna, que jugó en el ’58, con 40 años. Muñoz, Moreno, Pedernera y Loustau se quedaron con las ganas. En general, la década del ’40 fue una de las más brillantes del fútbol argentino y lo demostró en los campeonatos sudamericanos, consagrándose campeón en los torneos de 1941, 1945, 1946 y 1947, y subcampeón en el ’42, Pero en esa década no hubo mundiales.

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