La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, inauguraron ayer el estadio Arena das Dunas, ubicado en la ciudad de Natal, capital del estado Rio Grande do Norte. El estadio, séptimo completo de los doce que servirán como escenario para el Mundial de Brasil de este año, tendrá una capacidad de 32 mil espectadores, que será ampliada durante el Mundial para 42 mil. “Está listo, realmente listo. Hemos terminado antes que otros, que empezaron a trabajar mucho antes”, dijo el representante de la gobernación del estado, Demetrio Torres, sobre el estadio que le costó al gobierno federal unos 175 millones de dólares, aunque todavía faltan terminar obras de infraestructura de transporte e inaugurar un aeropuerto en una localidad vecina a Natal.

En cuanto al resto de los estadios, Valcke amenazó con excluir del Mundial a la ciudad de Curitiba por los serios retrasos en las obras del Arena da Baixada, dándole tiempo de avanzar las obras hasta el 18 de febrero, día en el que se decidirá si se utilizan otros estadios para los partidos programados para jugarse en esa ciudad. “La situación es de emergencia y, si no vemos un progreso real en las obras de las próximas tres semanas, estaremos obligados a buscar otra sede”, dijo ayer Valcke, en Natal.

Mientras Rousseff inauguraba el vistoso estadio, alrededor de un centenar de manifestantes vinculados con sindicatos y movimientos sociales realizaron una protesta contra los gastos de preparación del Mundial. Los manifestantes portaban muñecos gigantes que representaban a Rosalba Ciarlini, gobernadora de Rio Grande do Norte, y a Rousseff, además de ataúdes y cruces simbolizando la falta de inversión en el sector público.