DEPORTES › VIOLENCIA Y ACUSACIONES EN EL PORVENIR, CLUB DE PRIMERA D
El presidente vitalicio de la entidad de Gerli, Enrique Merelas, vive acechado por la barra brava. Acusa a un funcionario ferroviario y al intendente de Lanús de ser sus instigadores. Los opositores lo cuestionan por fomentar un club fantasma.
› Por Gustavo Veiga
Una porción de Gerli, pegada a las vías del ferrocarril Roca, perdió hace años su naturaleza apacible. El barrio iconográfico de Pedro Saborido –el guionista de Peter Capusotto lo menciona en casi todos los programas– tiene un club, El Porvenir, y dos sectores que se lo disputan. Enrique Merelas representa la continuidad de un modelo personalista, a punto de cumplir 34 años. Asumió la presidencia el 24 de abril de 1980 y no la largó más. Casi como su “hermano” Julio Grondona (así lo definió), de cuerpo presente en la AFA desde el 6 de abril del ’79. El dirigente, acechado por la barra brava y que lloró ante las cámaras de televisión, no se detuvo en el grupito lumpen que incendió un patrullero vacío que oficiaba de espantapájaros frente a su casa para evitar a los violentos. Señaló responsables.
La emprendió contra Gabriel Bran, abogado e interventor en áreas del sistema ferroviario que le disputa el poder en la casi centenaria institución deportiva que se fundó el 12 de septiembre de 1915. Pero también apuntó contra el intendente de Lanús, el kirchnerista Darío Díaz Pérez.
La víctima en esta ocasión omitió un detalle cuando dijo que no se metía en política: tiene vinculaciones con el Frente Renovador de Sergio Massa. En octubre de 2013 le cedió el club para un acto que terminó a las pedradas. Además, es cuñado del senador provincial de ese espacio, José Luis Pallares, quien lo acompaña como vocal suplente en su comisión directiva. En la arena electoral, nadie se baña con agua bendita. Aunque eso no justifica la violencia desenfrenada de la patota contra el mandamás de El Porvenir.
El estatuto de El Porvenir en su artículo 2º, inciso C, dice: “Estimular el espíritu de unión y sociabilidad entre sus asociados y familias”. Ese objetivo está lejos de lograrse. Merelas, en una entrevista que le hicieron en 1998, sostenía que en el club “pateo, tiro los centros y cabeceo”. Se cree algo así como el dueño de una asociación civil. Y con el tiempo, comenzó a ganarse enemigos. Aquellos que no querían ni quieren su protagonismo. Bran los juntó en Porvenir Para Todos, una agrupación que el oficialismo impugnó en la última elección. Organizó campañas, actos, caravanas y como es consejero del PJ en Lanús –Gerli se divide entre ese partido y Avellaneda– intentó desestabilizarlo con el apoyo de Díaz Pérez. Hasta ahora no lo consiguió.
“Julio Grondona, que es como mi hermano, me dice que no tengo que seguir; que esto no tiene solución. El Gobierno y la política utilizan a estos muchachos borrachos y drogados”, denunció Merelas después de que apareciera quemado el desvencijado patrullero de la Bonaerense que simulaba una custodia en su domicilio. Preocupado por lo que pudiera pasarles a sus tres nietos y una hermana que vive con él, se quebró en varias entrevistas radiales y televisivas. Era el tercer presidente de un club de fútbol intimidado por las barras bravas en pocos días. Primero sufrió un ataque a balazos el de Los Andes, Oscar Ferreyra, en su casa de Lomas de Zamora. Lo siguió Héctor Orlando Gómez, de Chaco For Ever, a quien también le tiraron contra su vivienda por tercera vez en dos años.
En los tres episodios quedó bastante claro qué manos gatillaron las armas o encendieron el fuego. Pero el único caso que se politizó fue el de Merelas. “Yo sé muy bien quiénes son, siempre los acuso con nombre y apellido. Gabriel Bran, que maneja la barra del club, y el intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, me hacen la vida imposible y no sé qué hacer. Tengo miedo, pero no me voy a ir”, declaró el presidente. El mismo que se define como “un laburante, no un empresario” y que no se siente dirigente en la cancha “porque me descontrolo”.
Resultó evidente que su descontrol se escuchó y se vio ante los micrófonos y las cámaras de TV después del ataque que sufrió su precaria custodia: un patrullero inutilizable y sin personal. C5N lo cruzó al aire con el abogado Bran, a quien le gritó: “Vos sos un asesino, un ladrón, mandás a matar gente”. ¿A qué se refería Merelas cuando hizo semejantes imputaciones por un medio?
Su opositor en el club es un hombre ligado a los ferrocarriles. Ha sido interventor en el Belgrano y en los talleres de Tafí Viejo, Tucumán. Se diplomó en Dirección Estratégica y Comercial de la empresa ferroviaria en España. Además es miembro de ALAF, la Asociación Latinoamericana del riel. A Bran se lo menciona en una de las escuchas de la causa que terminó con el sindicalista José Pedraza condenado a quince años de prisión por instigar el crimen del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra.
Con poder de decisión en pleno auge de las empresas tercerizadas del sistema ferroviario, el abogado apareció citado en una conversación entre Antonio Guillermo Luna, el ex subsecretario de Transporte procesado en la causa judicial por el accidente ferroviario de Once, y Juan Carlos “El Gallego” Fernández, el segundo de Pedraza en la Unión Ferroviaria y condenado a idéntica pena que su jefe. El diálogo es del 26 de octubre de 2010. Y el que cita a Bran es Luna: “Bueno, fíjate Clarín qué es lo que dice. Habla del perfecto aceitamiento que hay, no sé cómo es el título. El hijo de puta se olvida de decir que Gabriel Bran está al frente del Belgrano SA, que es el que liquida los sueldos de todos, quien sabe cuánto cobra cada una de las tercerizadas, eh, y que además Gabriel Bran es un hombre del riñón de Alberto Trezza...”.
Acaso Merelas crea que un párrafo como éste incrimina a Bran y por eso dijo lo que dijo. Interpreta que mantiene relaciones con la patota de Pedraza. Su adversario político le espetó por TV: “Somos un club fantasma gracias a vos, vas a tener que probar todo en la Justicia”. El presidente vitalicio recordó en estos días de zozobra que, con todo, su peor momento desde que tiene a la barra brava en contra lo pasó cuando “le pusieron el revólver en la cabeza a mi hermana y en la panza a mi hija embarazada”. Uno de los tantos delitos a que nos tienen acostumbrados los violentos que tomaron al fútbol como su coto de caza. Aun cuando El Porvenir sea un club que juega en la Primera D, la última categoría de la AFA; aun cuando acumule tres descensos en siete años y aun cuando pueda quedar desafiliado temporariamente por un año si queda último en los promedios de esta temporada.
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