DEPORTES › OPINIóN
› Por Osvaldo Arsenio *
Desde aquella primera edición con 16 disciplinas, allá por 1978, en La Paz (Bolivia), hasta la que culminó días atrás en Santiago, Chile, los Juegos Odesur, originalmente llamados Cruz del Sur, sufrieron vastas transformaciones y cambios.
En ninguna de sus diez ediciones se mantuvo un programa similar y en Santiago fueron 41 las especialidades deportivas, que repartieron 310 medallas, muy diferentes de las 406 de Medellín 2010.
Esta falta de continuidad de los programas deportivos ha conspirado fuertemente para su definitiva adopción como el escalón inicial del camino olímpico.
Esto ocurre por la imposibilidad de planificar seriamente las diferentes disciplinas ante los cambios de un deporte por otro, la supresión de pruebas y de categorías enteras, que ha sido una constante.
Esto se verificó también en esta ocasión, llegándose a eliminar más de diez pruebas en distintos deportes favorables a Argentina en el mes previo a los Juegos, lo que de no ocurrir nos habría permitido ser los holgados escoltas de Brasil.
En el análisis vemos que, de las 41 especialidades, 6 no son olímpicas; en ellas, el local, Chile, sacó el mejor provecho, con 27 medallas que representaron algo más del 21 por ciento de su total general. Los otros grandes beneficiados fueron Colombia, con 25 medallas, representando al 16 por ciento de su total, y Venezuela con 18. Para la Argentina, esas 5 disciplinas representaron apenas el 9 por ciento de su cosecha total de 159 medallas.
Nuestra actuación fue en definitiva muy satisfactoria, con previsible superioridad en todos los deportes de equipo (se ganó el oro en vóleibol, básquetbol y hockey sobre césped, tanto masculino como femenino, y en fútbol femenino) y dominando también claramente en canotaje, remo, tenis, vela, triatlón y patín artístico.
La natación, el judo, la esgrima, el taekwondo y la gimnasia acompañaron con varias buenas actuaciones. El atletismo, el tiro y la lucha tuvieron sus claroscuros y algunas especialidades, como las pesas, estuvieron lejos del nivel requerido.
En el medallero final, Brasil obtuvo una cómoda victoria, triunfando con gran margen en los deportes que más medallas aportan, como el atletismo, la natación y la gimnasia, con casi el 60 por ciento del total en juego. Nuestros vecinos, ante la proximidad de los Juegos Olímpicos 2016, mostraron notorios avances en algunas disciplinas no muy tradicionales para ellos, como boxeo y esgrima.
Como reflexión final, queda la necesidad de seguir trabajando en programas de detección de talentos en los deportes individuales, que a la postre definen los medalleros, manteniendo la fuerte inversión que realizan la Secretaría de Deportes y el Enard, y también en la virtuosa y felizmente resuelta articulación del deporte social con el alto rendimiento a través de los Juegos Evita, quizá nuestra carta más importante para el éxito deportivo y el desarrollo de distintos deportes, pensando en nuestros Juegos de la Juventud del 2018.
* Director Nacional de Deportes.
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