Dom 30.03.2014

DEPORTES  › BOCA RECIBE A RIVER EN LA BOMBONERA, EN UN PARTIDO CLAVE PARA EL FUTURO DE AMBOS EQUIPOS

Un clásico repleto de presiones

Con arbitraje del mundialista Néstor Pitana, desde las 18.15 se jugará el partido más importante del fútbol argentino. Esta vez, ambos equipos llegan con altibajos y con variantes en las formaciones. Vuelven a la titularidad Martínez y Teo Gutiérrez.

Boca y River reeditarán hoy en la Bombonera otra versión del Superclásico del fútbol argentino, en esta caso por la 10ª fecha del torneo Final de Primera División, y con la posibilidad de definir gran parte de las chances de uno y otro de ir en busca del título. El encuentro, que acaparará la máxima atención del país futbolero, se jugará desde las 18.15, contará con el arbitraje de Néstor Pitana, quien representará a Argentina en el Mundial de Brasil 2014, y será televisado en directo por la Televisión Pública.

El equipo xeneize llega al Superclásico con 12 puntos, 6 por debajo del líder Colón (18), y dos empates consecutivos, frente a Argentinos Juniors (1-1) y Quilmes (0-0), mientras que River está un poco mejor, con 14 unidades y una victoria convincente en la fecha pasada sobre Lanús por 2-0, en Núñez.

Más allá de los resultados recientes, que quedan de lado cuando comienza a rodar la pelota, Boca y River llegan igualados en cuanto a que son dirigidos por entrenadores emblemáticos en la historia de ambos, Carlos Bianchi y Ramón Angel Díaz, y también tienen en común un rendimiento inestable, tambaleante.

Boca precisa más el triunfo para fortalecer el aspecto anímico y también para no quedar marginado de la lucha por el título nueve fechas antes del final, mientras que River lleva 10 años sin cantar victoria en La Boca y, en ese contexto, un empate no lo dejaría afuera de nada en un torneo sumamente irregular.

En Boca, Bianchi pondrá en cancha la formación ideal, con las reapariciones del catamarqueño Daniel Díaz y Cristian Erbes tras cumplir una fecha de suspensión (no estuvieron ante los cerveceros) y la inclusión de Juan Manuel Martínez como titular luego de cinco fechas en el ostracismo.

Es que el Virrey es consciente de que es el partido en el que no se puede fallar, ya que una victoria potenciará el ánimo y una eventual derrota dejará secuelas, y por eso dejó de lado ciertas diferencias en la convivencia grupal y le dará a Martínez quizá la última chance de demostrar que Boca no se equivocó cuando decidió repatriarlo desde el Corinthians brasileño.

Díaz ingresará por Claudio “Chiqui” Pérez, Erbes por el cordobés Federico Bravo, expulsado ante Quilmes, y el Burrito Martínez por el juvenil Luciano Acosta, con la misión de acompañar en la ofensiva a Emmanuel Gigliotti, un goleador que por lo general es poco abastecido y hubo partidos en los que ni siquiera pateó al arco.

En River, enterado de la presencia de Martínez, Ramón Díaz decidió sacar al Malevo Ferreyra e incluir a un defensor natural como Ramiro Funes Mori, para cubrir el lateral izquierdo, desprotegido por la ausencia de Leonel Vangioni, expulsado dos fechas atrás en la derrota ante All Boys (3-2).

Además, regresará el delantero colombiano Teófilo Gutiérrez en lugar de Daniel Villalba, la figura millonaria en el triunfo de la semana pasada sobre Lanús.

Con esos dos cambios y la presencia amenazante de Fernando Cavenaghi en ofensiva, más el hábil Manuel Lanzini y las subidas del colombiano Carlos Carbonero, River intentará vulnerar a la defensa boquense, que mejoró muchísimo respecto del torneo anterior, sobre todo en lo referido a mantener el arco en cero.

El equipo de Núñez saldrá a jugar en La Boca con tres colombianos en su formación, los mencionados Gutiérrez y Carbonero, más el zaguero Eder Alvarez Balanta, algo que hace 15 años ocurría del otro lado, cuando los xeneizes lucían a los múltiple campeones Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio Serna.

Los boquenses intentarán mejorar su eficacia ofensiva con la inclusión de Martínez (autor de la jugada previa al gol de Gigliotti en el Superclásico pasado que Boca ganó 10 en Núñez), el talento de Juan Román Riquelme y Fernando Gago, y la pegada de Juan Sánchez Miño. Respecto de Riquelme, éste podría ser, a sus casi 36 años, su último Superclásico, ya que en junio próximo vencerá su contrato y aún no existen certezas de que el club vaya a renovárselo.

Más allá de los planteos tácticos que propondrán, los datos estadísticos y las rachas, lo cierto es que del Superclásico jamás se sale ileso, y que las secuelas inciden en el ánimo del ganador y hacen añicos al perdedor. Incluso, fue varias veces detonante para ponerle final al ciclo de un director técnico.

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