Con muchas dudas a medias voces y muchas más manos alzadas en señal de aprobación, parece que va quedando claro que en 2015 habrá “torneo largo” ya de 30 equipos. Sin embargo, y como con estos personajes que manejan todo como más les conviene no podía ser de otra manera, no hay referencia alguna a absolutamente nada que pueda significar mayor seguridad para los espectadores, ni, para qué hablar de adecentar los de por si mayoritariamente indecentes manejos financieros de los clubes con deudas a diestra y siniestra prácticamente incobrables, ni tampoco para se impida seguir jugando tan mal al fútbol como se está jugando. Las quejas plañideras y poco creíbles por estas cuestiones son casi comunes denominadores, pero pareciera más importante reflexionar sesudamente sobre ellas que tratar de solucionarlas.

No es lo único que preocupa: como si estuviese en campaña electoral para acceder a la intendencia de Chilecito o a algún cargo ministerial de la provincia de La Rioja, días atrás el entrenador de los planteles superiores de River agradeció el respaldo de la asociación ilícita Los Borrachos del Tablón por el aliento al equipo. Precisamente en tiempos de máxima violencia, no en el fútbol, sino en la periferia del juego, con episodios gravísimos por las peleas internas entre las hinchadas.

A los pocos días, el entrenador de marras hizo como que modificaba su discurso aduciendo que se refería a la “tribuna popular”, declaración que reiteró en el Tribunal de Disciplina de la AFA.

De ser así, sería razonable inferir que para el entrenador riojano son más determinantes los estímulos “exógenos” –de fuera de la cancha– que los “endógenos”, de dentro de la cancha.

Por lo tanto –y ya que el Tribunal archivó el expediente– no sería demasiado disparatado que la indecisa dirigencia de River proponga el reemplazo de Ramón Díaz.