DEPORTES › LA PATRIA TRANSPIRADA (24 PULGADAS, EN REPOSO)
La Copa, digo, cortámela en octavos. No –todavía no–, no es para llevar. Ojalá, digo. Sí, ya sé que no es un pollo, una pizza, que octavos o cuartos no significa fracciones sino instancias de resolución, pero es la costumbre. Pero uno piensa en pedazos: si le ganamos a Suiza tenemos un octavo (no tenemos nada, bah) del total. No es suficiente para sentirse satisfecho, por supuesto; es apenas algo. Sólo si pasás y te quedás con un cuarto de Copa / de pollo / de tarta es un plato en serio: las semifinales, digo. Una mesa con cuatro alrededor y la copa / el pavo a repartir. Tenemos que llegar a sentarnos ahí.
La imagen que tengo es ésta (supongo que muy compartida): para nosotros, el fútbol argentino –digo–, todo lo que sea quedarnos fuera / antes de los cuatro mejores, no nos satisface. Hay que llegar a las semifinales, quedar entre los mejores cuatro. Después, vemos. Ganar el quinto partido, digo, para estar en el lugar en el que supongamos debemos estar. Y ahí se verá.
Y no es fácil ganar en cuartos, ahora que el saber y la aptitud futbolera están tan repartidos por el mundo. Pensando en las últimas mejores veces: no pudimos en el ’98 (nos frenaron los holandeses), tampoco en el 2006 (ahí fue Alemania), y ninguno de esos que nos superaron en esa instancia fueron campeones después. Es algo así lo que nos espera ahora, aunque con variantes. A favor, me parece.
Quiero decir: tuvimos una zona sin duda accesible (que se volvió dificultosa en el trámite por ineptitudes propias) y ahora no nos toca un rival teórico de los esperables en semis sino un adversario razonable para la instancia de octavos. Pero, seamos obvios: nada dicho ni menos profetizable. Pensando en todos los otros partidos de la instancia, ninguno será un paseo para nadie, aunque hay algunos –Costa Rica-Grecia, por supuesto– en que el nivel de los contendores es en teoría menos relevante que en el resto de los casos. Claro que son boludeces: si dentro de unos días, con los resultados puestos, vemos que sobrevivieron los USA, Grecia, México, Nigeria, Suiza, Uruguay, Argelia y Chile (o la mayoría de ellos) sólo en casos muy puntuales –y viendo el desarrollo de los partidos– se podrá hablar de sorpresas: la verdadera sorpresa sería que ganen en todos los casos los que generalmente ganarían si éstos fueran play-off al mejor de cinco partidos. Pero no: es uno solo. Y además, lo que altera su naturaleza misma: con alargue y penales. Lo que sigue son partidos excepcionales, otra cosa. Esa cosa maravillosa del Mundial, de la Copa, de la especial.
Por favor, cortámela en octavos. No, no es para llevar. Al menos por ahora.
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