DEPORTES › COMO JUEGA EL RIVAL DE ARGENTINA DEL PROXIMO MARTES EN SAN PABLO
Su figura estelar es Shaqiri, que se desempeña en el Bayern Munich alemán, y a partir de él gira todo el circuito ofensivo de los europeos. Su planteo se basa en esperar en su campo para luego aprovechar la velocidad en los contraataques.
Desde Belo Horizonte
Una de las preguntas que se deben estar haciendo los argentinos futboleros es qué es lo que tiene Suiza, rival de la Selección el próximo martes en San Pablo, por los octavos de final del Mundial. ¿Con qué fútbol se identifica? ¿Es un equipo que va al frente o especulará como lo hicieron Bosnia e Irán? Para empezar a responder, por lo que se ha visto hasta ahora, y un poco más atrás también, este equipo no funciona precisamente como un relojito, pero puede sorprender al más pintado. No hay que perder de vista que, en el Mundial de Sudáfrica 2010, tuvo el mérito de haber sido la única selección que derrotó en la fase de grupos a la finalmente campeona España. En esa oportunidad, Marcelo Bielsa, DT de Chile que debía enfrentar luego a Suiza, analizó así su funcionamiento: “España llegó a este campeonato como el mejor equipo del mundo y esa calificación es muy justificada. Si bien es muy valiosa la victoria de Suiza, debería interpretarse mejor a favor de los pergaminos suizos (...) España, que es un equipo con muy buen manejo, tuvo problemas porque las dos líneas de Suiza estaban muy cerca. Se atacó en espacios reducidos y se defendió en espacios amplios. Pero muchas veces uno no juega como lo planificó, sino como lo obliga el rival”. Si a buen entendedor pocas palabras, Sabella debería tomar nota, consultarlo si quiere a Bielsa, porque lo que el Loco describe es precisamente lo que más puede complicar a la Argentina.
Ese impulso y ese esquema poco audaces les sirvieron en lo anímico a los suizos, que ahora mezclan en sus filas jugadores jóvenes –precisamente su figura es Xherdan Shaqiri, un zurdo de origen albanés que tiene 22 años y la rompe en el Bayern Munich de Pep Guardiola– y algunos veteranos, para clasificarse a su tercer Mundial consecutivo, ganando invicto el Grupo F de las eliminatorias europeas, con siete triunfos y tres empates, frente a Eslovenia, Islandia, Noruega, Albania y Chipre.
Ya aquí, en Brasil, consiguieron clasificarse a octavos como segundos del Grupo E, con seis puntos –apenas uno menos que Francia– producto de su clara victoria frente a Ecuador en el debut por 1-0, la goleada 5-2 que sufrió después frente a los franceses y la contundente victoria por 3-0 frente a Honduras, la cenicienta del grupo, que perdió todos sus partidos, con un hat-trick de Shaqiri.
Algo conoce Sabella del equipo del alemán Ottmar Hitzfeld –ganador como DT de dos Champions League, con Borussia Dortmund y Bayern Munich–, al que hace poquito más de dos años enfrentó en un partido amistoso en el estadio Wankdorf de la ciudad de Berna y al que derrotó por 3-1 en un día en el que Lionel Messi, al que entonces se lo criticaba por jugar mejor en el Barcelona que en la Selección, logró batir una marca personal, al anotar por primera vez tres goles en un partido con la celeste y blanca. Los últimos dos goles los anotó en los minutos finales, el tercero fue en tiempo de descuento, de penal, y ésa fue más o menos la única buena noticia que entregó ese partido, que más allá del resultado no dejó mucha tela para cortar.
De la elaboración de los goles se recuerda que fue el Kun Agüero, que para el martes estará ausente por lesión, quien habilitó a Messi en los dos primeros tantos, para que éste definiera primero frente al arquero Benaglio, el mismo al que deberá vulnerar el martes en el estadio Arena de San Pablo, y luego ante su reemplazante Wolfli.
Del planteo del entrenador argentino en esa oportunidad no hubo mucho que rescatar. Sabella paró un equipo que fue poco al frente y que en la segunda mitad les permitió a los suizos crecer y hasta por momentos controlar el trámite, hasta que Shaqiri anotó el empate. Pero como Messi estaba inspirado, lo de Sabella quedó en un segundo plano y la Argentina se volvió de Suiza aliviada.
Pero el partido del martes será otra historia. Y Suiza deberá demostrar frente a la Argentina que es algo más que un jugador, Shaqiri, inspirado. Sabella deberá tener en cuenta que los suizos son rápidos para salir atacando de contragolpe y que la cantidad de metros que Argentina suele dejar a sus espaldas en su afán de buscar siempre el arco rival puede ser peligroso. “Un error te puede dejar afuera del Mundial”, repite hasta el cansancio el DT argentino aquí en Brasil. Por eso deberá contrarrestar el planteo que ha mostrado hasta ahora el equipo de Hitzfeld, que con un 4-2-3-1 busca que el partido se juegue en el mediocampo, desde donde sus volantes ejercen una presión asfixiante sobre el rival, buscando el anticipo para desde ahí armar sus jugadas de ataque con Shaqiri, Xhaka, Mehmedi y su única referencia en el área, Drmic.
Lo que deberá hacer Argentina es aprovechar al máximo sus chances ofensivas, ya que la defensa de Suiza ha mostrado sus flaquezas. Francia llegó a estar 5-0, y es bastante flojo de arriba, pese a contar con jugadores altos; algo que los buenos cabeceadores argentinos como Garay, Fernández y Rojo pueden capitalizar. En tanto que sus marcadores centrales son demasiado lentos y eso es algo de lo que, por su velocidad para resolver, los delanteros argentinos pueden también sacar provecho.
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