DEPORTES › COMENZO LA PREPARACION DE LA SELECCION ARGENTINA PARA EL MUNDIAL
Scola y Ginóbili encabezaron una conferencia en la que pidieron un “cambio profundo” en la CABB, donde pretenden que haya “honestidad, transparencia y profesionalismo”. Por ahora viajan.
› Por Ariel Greco
En estado de alerta. Así se podría catalogar la situación en el inicio de la preparación de la Selección Argentina de Básquetbol, luego de la conferencia de prensa que brindaron los jugadores y en la que fijaron su postura respecto del conflicto con la CABB. Por el momento, los jugadores respetarán el cronograma de entrenamiento, aunque dejaron en claro que en caso de que no se cumplan las pautas que estipularon, la amenaza de no viajar sigue latente. Si bien el objetivo de máxima es la salida de toda la actual conducción, los jugadores no lo plantearon abiertamente ni lo pusieron como condición para disputar el Mundial. Con muñeca política, lo disfrazaron con un más que ambiguo pedido de “cambios profundos” y la exigencia de “profesionalismo, transparencia y honestidad”.
“Tomamos la postura de trabajar normalmente estos primeros días. El Enard nos confirmó que todo se va a solucionar. La Secretaría de Deportes nos transmitió confianza, les creemos que todo se solucionará”, afirmó el capitán Luis Scola, que llevó la voz cantante de los jugadores. En la noche del jueves, cuando se juntaron para la concentración en el Hotel Intercontinental, tuvieron una reunión con el secretario de Deporte de la Nación, Carlos Espínola, quien les manifestó su apoyo pleno. “Sólo pedimos profesionalismo, transparencia y honestidad, y no hubo nada de eso”, argumentó Scola para justificar el reclamo. “No hay riesgo de que renunciemos, siempre y cuando se cumplan las cosas que la Secretaría de Deporte nos prometió”, resaltó el capitán.
La otra voz de la conferencia fue la de Emanuel Ginóbili, quien aseguró que el pedido de los jugadores excede a ellos y que incluso apunta a las próximas generaciones y al resto de los jugadores federados. “Lo que buscamos no tiene nada que ver con nosotros. Lo hacemos para dejar un legado más importante que el que hemos dejado en la cancha”, sostuvo Ginóbili, quien se encargó de remarcar que esta situación indica el enorme compromiso que tienen con la Selección. “Esto va más allá de nuestras deudas o del bienestar. Para hacer esto nos estamos embarrando, estamos en una situación incómoda, no estamos entrenando con tranquilidad. Lo más fácil hubiese sido lo otro, ir a jugar el Mundial o quedarnos en nuestras casas. Pero queremos un reordenamiento y creemos que es la forma correcta. Por ahí nos podremos equivocar y tal vez podríamos haber tomado otro camino inicialmente, o hace un año, pero es lo que pudimos hacer y tenemos un montón de gente atrás nuestro que nos apoya y sabe el objetivo real de esto”, afirmó el bahiense, quien estuvo respaldado por el resto de los convocados, el presidente de la Asociación de Jugadores, Michael Stura, y el técnico Julio Lamas.
A su turno, Scola hizo una cronología del proceso que concluyó con esta especie de ultimátum. “Nosotros fuimos a plantear la situación a muchísimos lados diferentes. Al primero de todo fue a la CABB y al presidente mismo, a la gente que trabajaba ahí. A medida que nos fueron cerrando puertas e hicieron oídos sordos, empezamos a buscar gente que nos escuchara. Y en la Secretaría de Deporte y el Enard no sólo encontramos gente que mostrara transparencia, sino también compromiso y capacidad. Nos apoyaron y nos transmitieron confianza de que todo se va a solucionar”, aseguró el capitán. En sus palabras, Scola dejó en claro la confianza plena que tienen en el ingreso de las autoridades ajenas a la CABB para destrabar la situación.
Un detalle no menor es que los jugadores no hicieron ningún reclamo concreto ni pidieron una o todas las cabezas de las autoridades. De esa manera, no se condicionaron. Mantienen la amenaza de no ir a España, pero no dieron a conocer ningún motivo por el cual tomarían esa medida. Por lo tanto suena más a factor de presión que a amenaza concreta. Lo que no está claro es qué promesa recibieron de Espínola y qué porcentaje de lo que pidieron se podrá cumplir en el mes que queda antes del arranque del Mundial de España.
Del lado de enfrente, los dirigentes de la CABB no tienen pensado renunciar e intentaron cumplir con algunas cuestiones internas, como el pago del seguro de los jugadores o garantizar todo lo pautado en la preparación que diagramó el entrenador Julio Lamas. El flamante presidente, Daniel Zanni, indicó que quiere reunirse con los jugadores, algo que Scola y compañía no creen necesario. Por lo pronto, el lunes convocó a una conferencia de prensa para informar sobre lo actuado. Según la visión de los basquetbolistas, el dirigente santiagueño responde al presidente de la Federación Metropolitana y titular de Obras Sanitarias, Fabián Borro, y significa una continuidad de la gestión del ex presidente renunciante Germán Vaccaro, el principal responsable de este conflicto.
En otro intento por acercarse a los jugadores, Zanni anunció que ya cerraron un acuerdo con la UBA para que la Facultad de Ciencias Económicas se haga cargo de una auditoría para conocer el origen de los 20 millones de pesos en que está estimada la deuda de la entidad. Pero más allá de la jugada de Zanni, los deportistas ya anticiparon que ni siquiera eso los dejará conformes. “Postergaron la auditoría hasta más no poder; ahora la hacen por obligación, justo cuando empezamos a entrenar”, indicó Ginóbili. Y Scola redobló la apuesta: “La auditoría ya no es tan importante, el conflicto es mucho más amplio. Tenemos evidencias sobre la mesa y van a salir cosas a la luz”.
En medio de dos posiciones que parecen irreductibles está Espínola, junto con el Enard. Si bien el ex medallista olímpico se manifestó del lado de los deportistas y ya les garantizó el apoyo en su reclamo, habrá que ver hasta qué punto puede torcer el brazo de los dirigentes y lograr las renuncias masivas que pretenderían los jugadores. Por el momento, una intervención a la entidad suena utópica, teniendo en cuenta que se expondría a una sanción de la FIBA y que también pondría en peligro la participación mundialista. Todas esas dudas rodean la preparación mundialista. Lo que está claro es que la Generación Dorada tiene fijada una posición sin retorno. A esta altura ya es la Generación Empacada.
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