Néstor Oliva tenía 26 años cuando desapareció, en Mendoza. El Equipo Argentino de Antropología Forense identificó su cuerpo, que se encontraba enterrado en una fosa común, denominada Cuadro 33, en el cementerio de la ciudad de Mendoza, ubicado en Las Heras. Oliva, oriundo de Salta, era integrante de una numerosa familia compuesta por 11 hermanos, había solicitado prórroga para hacer el Servicio Militar debido a que estudiaba Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de Salta en los años previos al golpe de Estado, y en esa casa de estudios se vinculó con la Juventud Peronista y empezó a militar en Montoneros. Luego del golpe, en octubre de 1976 lo obligaron a presentarse en el Distrito Militar de Salta y lo trasladaron a Mendoza, y su familia perdió contacto con él, hasta que recibieron una comunicación de la Brigada VIII de Infantería de Montaña donde les informaron que lo habían declarado desertor porque no regresó de un franco. Marilú Carrera, de Familiares de Detenidos-Desaparecidos por Cuestiones Políticas, explicó que “en partes de la época, publicados por ejemplo en el diario Los Andes, informaron que efectivos militares mantuvieron un enfrentamiento con guerrilleros. Sin embargo la verdad siempre se alcanza, y este hallazgo implica eso. Porque la verdad que hoy trae la identificación de Oliva es que a él y a Antonio Juan Molina los fusilaron. La autopsia realizada por el equipo de antropólogos revela que recibieron más de 32 balazos cada uno”. Detalló que “fueron ejecutados frente al Frigorífico Vildoza, en Maipú”.