La dirigencia de Newell’s no aceptó la renuncia de Guillermo Raggio al cargo de entrenador del equipo. Después de la derrota en el clásico, ante Central, el quinto partido del conjunto rojinegro sin triunfos, el técnico presentó su dimisión, pero los dirigentes lo confirmaron en el cargo, después de haberlo convencido ayer por la tarde de deponer su drástica determinación.

La derrota de Newell’s se vivió como un hecho trágico en Rosario. En la madrugada del lunes, casi un centenar de hinchas del equipo del Parque Independencia llevó sus fuertes reclamos hasta el domicilio del presidente Guillermo Lorente, cerca del estadio. Lorente salió a la puerta para escucharlos y calmarlos. El momento fue de tensión, aunque no hubo agresiones. Pero los automóviles de algunos directivos de Newell’s sufrieron daños en el estacionamiento del estadio del Parque. Los jugadores rojinegros corrieron mejor suerte, dado que como estaban concentrados en el Predio La Ilusión, de la localidad de Ricardone, fueron al clásico en colectivo y así se salvaron de que sus propios hinchas atacaran también sus vehículos.

El vicepresidente de Central, Luciano Cefaratti, admitió la necesidad de “trabajar con la gente de Newell’s” en pos de pacificar el clima previo y posterior al partido entre los históricos rivales de la ciudad. “Fueron lamentables los hechos ocurridos, debemos replantearnos algunas cosas porque tenemos un problema social y cultural. El problema no es el clásico entre Central-Newell’s porque la violencia no se dio en el partido, es la sociedad que está enferma”, consideró, en relación con las dos muertes registradas ayer.

“Hay que vivir en Rosario para entender el clásico –afirmó el técnico de Central, Miguel Angel Russo–. Se vive con una alegría inmensa. Con pasión. Central es un club muy pasional.” Pero agregó que “el fútbol no te permite parar, no te permite disfrutar. Los resultados rápidos no existen, hay que trabajar mucho y ahora sí en un corto plazo podemos tener un equipo para pelear lo que nosotros queremos”.