DEPORTES › A PROPOSITO DE LA ULTIMA ASAMBLEA EN LA AFA
Una votación contundente de 50 a 0 ungió a Luis Segura para completar el mandato de Julio Grondona. Directivo de pasado en dictadura y presente en democracia como su antecesor, podría seguir hasta 2023.
› Por Gustavo Veiga
Una votación en la AFA es lo más parecido a un resultado de rugby: 50 a 0. Pero lo curioso es que el elegido por semejante unanimidad no fue Julio Grondona. A Luis Segura lo proclamaron el jueves para completar un año de mandato que tenía pendiente el dirigente muerto. Pero si le da el cuero, y con una reelección mediante, podría seguir en el cargo hasta 2023. El nuevo estatuto de la asociación se aprobará el 18 de diciembre con un máximo de dos períodos de gobierno. No habrá más presidencias a perpetuidad. A futuro, eso le abre el camino a directivos afines al gobierno nacional, a los candidatos de la oposición y a cualquier otro aspirante, con o sin voluntad de cambiar o sostener el statu quo de un deporte tan sospechado, como violento en su círculo multitudinario y podrido hasta los cimientos. No hay demasiado que difiera de la sociedad que lo contiene.
La definición de Oscar Moscariello, el vicepresidente 1º de Boca y uno de los cincuenta asambleístas que votó a Segura por un año más en la AFA, es la de alguien nuevito en la dirigencia del fútbol, pero no en la política: “Mi impresión es que todo se arregló previamente. Los delegados no determinamos nada. Una asamblea de librepensadores hubiera sido un aquelarre”, le dijo a Página/12.
Tres días antes, el mismo dirigente había desatado un aquelarre con su proyecto de declarar a Marcelo Tinelli personalidad destacada de la cultura para la Legislatura porteña, de la cual es diputado. El conductor televisivo y vice de San Lorenzo, agradeció la distinción, se mostró feliz con Mauricio Macri y la plana mayor del PRO, pero desalentó a quienes lo ven como presidenciable en la AFA. “Hoy no está en mis planes”, dijo durante la semana que pasó.
Desde su programa, Tinelli saludó el resultado de la votación en la asamblea extraordinaria: “Estamos muy felices, toda la gente del fútbol, por haber logrado la unanimidad y que siga un gran tipo y un gran dirigente como es Luis Segura”. El empresario televisivo, los dirigentes que lo eligieron y hasta quienes alentaron su continuidad desde la política nacional, ¿saben a quién respaldan?
Segura acompañó a Próspero Cónsoli –un suboficial del Ejército– como vicepresidente de Argentinos Juniors entre 1979 y 1981, el mismo club que como presidente dejó en julio pasado con deudas a cancelar en el período siguiente por 50.110.897,97 pesos, según el último balance difundido en 2013. Además, le legó a la comisión directiva que encabezaba un pasivo a junio de este año de 118.751.938,38 pesos.
Mientras permaneció en la institución de La Paternal durante la dictadura, Carlos Suárez Mason, el socio 322.082, manejaba importantes asuntos de la asociación civil. Era el poder real, más allá de ciertos títulos que le habían conferido: presidente de la Comisión Patrimonial y socio honorario. Se hacía llamar el señor Suárez, a secas. Como su hijo Marcos, había jugado en las divisiones inferiores. El como arquero y Suárez Mason (h) como puntero derecho.
El 23 de enero de 2004, mientras violaba su arresto domiciliario, el genocida comió un asado en el estadio de Boyacá y Juan Agustín García cuando Segura era presidente, según confesaron un par de barrabravas que compartieron el banquete. “Mezclar a estos personajes con el fútbol es un disparate. Yo le aseguro que en Argentinos no estuvo y no tengo idea de dónde salió esa versión”, desmentía la información el actual presidente de la AFA hace más de diez años. Durante la última dictadura, desaparecieron siete hinchas del club: Américo Marchetti, Néstor Sammartino, Gregorio Nachman, Guillermo Moralli, Ernesto Szerszewicz, Héctor Moreyra y el documentalista Raymundo Gleyzer.
Otros tiempos: el 26 de marzo del año pasado, Segura se presentó en un homenaje a la memoria de aquellos hinchas en el estadio Diego Armando Maradona: “Vengo en representación del club para adherir a este acto, y en el mío propio también”, dijo.
Estos son apenas algunos hechos poco difundidos del pasado y el presente de un dirigente que, como Grondona, fue contemporáneo desde Argentinos Juniors de casi todos los gobiernos del país. Un dirigente que ocupa el cargo más alto del fútbol argentino que muchos ambicionan hoy o para el que se proyectan mañana. Si se reunió o habló con Máximo Kirchner como difundieron Clarín y La Nación, si antes lo había hecho con Tinelli, el presidenciable Sergio Massa y Alejandro Burzaco, el CEO de Torneos y Competencias, como publicó Perfil, son datos que indicarían hasta dónde tomó vuelo el hombre que en el año 2000 señaló: “El que gana las elecciones se adueña del club”.
Aun con cincuenta voluntades a favor y ninguna en contra –y ni siquiera una abstención– sabe que no la tiene sencilla. Ya anticipó un 2015 “difícil” para la AFA sin Grondona, mientras agradecía sensibilizado el aluvión de votos que recibió: “No saben ni se imaginan cuánto me emociona”, les dijo a los asambleístas que también aprobaron el último balance de la asociación (ver aparte). Ahora quedó para el 18 de diciembre el nuevo estatuto que ya tiene más de treinta años y requiere de cambios. Ya lo redactó el asesor legal de la AFA, Mario Schmoisman, con la cláusula reeleccionista por única vez. Esa es su parte central, aunque también incorporará normas de la FIFA y la Conmebol, reducirá muchas especificidades reglamentarias que perdieron vigencia, en suma, el estatuto tendrá una menor cantidad de artículos. Pero no agregará –a menos que los clubes decidan lo contrario– una cláusula reglamentaria que permita candidatearse a la presidencia de la AFA con menos de cuatro años como dirigente. Eso deja afuera de carrera a Tinelli. Su primer antecedente como directivo de San Lorenzo es del 1º de agosto de 2012, cuando asumió como vocal.
Si grondonistas de la vieja escuela y renovadores –como definieron los medios a los representantes de Vélez, Estudiantes y Belgrano, entre otros– tienen miradas distintas sobre el futuro del fútbol argentino, con Segura coincidieron: ignoraron sus pecados dirigenciales del pasado y el presente, acaso por desconocimiento, porque les da lo mismo o porque pusieron la vara demasiado baja para medir sus méritos.
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