San Lorenzo logró anoche en Liniers una agónica victoria sobre Vélez por 2-0, con goles de Villalba, a los 84, y de Domínguez, en contra, a los 88, y de esa manera consiguió cerrar su flojo torneo local sin cortar la racha de triunfos que le permiten afrontar entonado el viaje a Marruecos, donde disputará el Mundial del Clubes como campeón de la Copa Libertadores.

Pese a que tiene la cabeza puesta en su principal objetivo del semestre, hacia donde partirá el próximo jueves, San Lorenzo salió a disputar en Liniers su último partido del torneo con mucha determinación y por eso no le costó mucho trabajo acercarse en los primeros minutos al arco del uruguayo Sosa, que ayer cumplía 100 partidos en el Fortín y volvió a destacarse con una buena atajada ante un remate de Kannemann.

Vélez, que contó con los debuts de Amor y Compagnucci, tardó un poco más en hacer pie en su cancha y lo hizo a partir de la reacción de sus volantes, empeñados en cortarle el circuito de juego a los visitantes. Sin embargo, Cauteru-ccio tuvo una chance clara que no fue gol debido a la rápida reacción del arquero velezano, que le salió al cruce y le robó la pelota prácticamente entre los pies.

Los locales no llegaban con facilidad al arco de Torrico y probaron suerte dos veces con remates de Pratto desde afuera, que se fueron desviados, al igual que un intento de Papa que se fue alto. Después, el partido bajó el ritmo y se fueron consumiendo los minutos sin muchas emociones.

Llegaron todas juntas en la segunda parte. Vélez estuvo realmente cerca con una escapada de Pratto, que le ganó la posición a Mercier, pero le faltó un poquito de suerte a su remate frente a Torrico porque la pelota se estrelló contra un palo y después fue despejada por Kannemann.

Pero el impulso de los locales en el complementario, incluso a pesar de que eran empujados por el aliento de sus hinchas, se fue apagando lentamente y tanto el Turu Flores como el Patón Bauza buscaron un poco de aire fresco con los ingresos de Matos y Asad, respectivamente. Pero lo cierto es que el juego se trababa y los ataques, desprolijos, no prosperaban.

Pero no estaba dicha la última palabra. San Lorenzo desperdició una muy clara tras un centro de Barrientos que Kannemann no llegó a conectar por muy poco y terminó en las manos de Sosa, y unos minutos después, el ingresado Villalba, habilitado por Kalinski, se le escapó a Papa y definió con alma y vida ante la salida del arquero uruguayo para darle el triunfo al Ciclón, que terminó de sellar Seba Domínguez, a los 88, con un gol en contra en una jugada que arrancó en un saque lateral.