La comparación comenzó en 1996 y continúa 18 años después: Kobe Bryant superó a Michael Jordan como tercer máximo anotador de la historia de la NBA, pero sigue por detrás en el resto de las estadísticas más importantes, como el número de anillos. En diciembre de 1996 se encontraron por primera vez frente a frente y el All-Star de 1998 fue percibido como la entrega del testigo. Jordan se retiró al final de aquella temporada, aunque regresó en 2001. Para entonces, Bryant se había impuesto a sus compañeros de promoción Vince Carter, Tracy McGrady y Allen Iverson como nueva cara de la NBA.

La liga buscaba un nuevo Jordan y lo encontró. No sólo por el talento, sino porque Bryant, estudioso del juego de su ídolo, era una copia casi idéntica en movimientos, jugadas y carácter competitivo. “Es un honor que me comparen con él”, decía Bryant antes de cumplir los 20 años. La reverencia no ocultaba el atrevimiento para destronar a su modelo. “Siempre que lo llamaba, estaba ahí y me dio muchos consejos. Ha sido de una gran ayuda”, recuerda ahora el astro de Los Angeles Lakers a Jordan, quien siempre elogió al joven porque era la imagen que reflejaba su espejo.

Bryant se ha situado entre los nombres que se barajan en los continuos e irresolubles debates sobre quién es el mejor de la historia, aunque Jordan tiene la ventaja de la perspectiva que aporta el paso de los años.

Los números pueden ayudar a construir argumentos y, aunque hay a favor de uno y de otro, la mayoría sitúa a Jordan a la cabeza. Desde este fin de semana, Bryant siempre estará por encima en número total de puntos (32.293 y contando) y busca dar caza a Karl Malone, segundo (36.928). Inalcanzable parece Kareem Abdul Jabbar (38.387).

¿Hasta dónde hubiera podido llegar Jordan si no se hubiera retirado en dos ocasiones a mitad de su carrera? Mientras Bryant afronta su decimonovena temporada, Jordan jugó 15. En la comparación, el que fuera astro de Chicago Bulls gana 10-2 en títulos de máximo anotador, 5-1 en premios MVP, 6-2 en MVPs en finales y en la estadística más importante: 6-5 en anillos de campeón.

Las cifras dicen que Jordan se impone en puntos por partido, en porcentaje de acierto (Bryant tiene el record histórico de lanzamientos errados), en rating de eficiencia y en puntos por encuentro en los ocho duelos directos entre ambos.

A favor de Bryant está su marca de 81 puntos ante Toronto Raptors el 22 de enero de 2006, la segunda mejor de la historia por detrás de los 100 de Wilt Chamberlain en 1962. Jordan logró un máximo de 69. Más argumentos para Bryant: en la actual campaña se convirtió en el primer jugador de la historia en lograr al menos 30.000 puntos y 6000 asistencias, así como en el jugador más veterano en sumar al menos 30 puntos, diez rebotes y diez asistencias en un partido.

Más allá de los números, a veces fríos, y de las afinidades y fobias personales de cada uno, quizás el mejor preparado para compararlos sea Phil Jackson, el técnico que llevó a Jordan a sus seis títulos en Chicago y el que condujo a Bryant a los cinco en Los Angeles.

Jackson da su veredicto en su libro de memorias Eleven Rings: the Soul of Success (Once anillos: el alma del éxito): Jordan era “más carismático”, “mejor defensor” y “más líder”. “Michael era más carismático y gregario que Kobe. Le encantaba estar con sus compañeros, con los guardaespaldas, jugar a las cartas, fumar y hacer bromas”, opina Jackson, quien asegura que Jordan era “un defensor más duro e intimidador”.

“Kobe aprendió mucho estudiando los trucos de Michael (...). Por lo general, Kobe tiende a confiar más en su flexibilidad y astucia, pero muchas veces se arriesga y a veces paga el precio”, analiza en el libro. También en lo físico da como ganador a Jordan. “Michael era más fuerte, con los hombros más anchos y una complexión más robusta. Tenía además las manos más grandes, lo que le permitía controlar mejor la pelota.”

El ahora presidente de los New York Knicks asegura además que Jordan tenía “habilidades superiores como líder”. “Las estadísticas te definen 10 o 20 años después de tu carrera. Mientras juegas, lo que importa son las victorias”, decía Jordan al superar en 2003 a Chamberlain como tercer máximo anotador.

Siguiendo ese axioma, a Bryant, de 36 años, hay que juzgarlo aún por los triunfos y ahí no sale bien parado. Vive una mala temporada con los Lakers (7-16), al igual que la pasada. Y como la franquicia está en pleno proceso de reconstrucción, quizá la mala racha siga también la próxima, la última de contrato de Bryant.

“En años de baloncesto es como si tuviera 70”, dijo Bryant en agosto en la revista Sports Illustrated, dejando en evidencia lo castigado que está su cuerpo, sobre todo tras las lesiones en el tendón de Aquiles y la tibia. El astro se reserva el derecho de buscar un nuevo contrato al final de la próxima campaña, que será la vigésima. Si aún se encuentra con fuerzas y los Lakers renacen, es muy posible que continúe en busca de igualar a Jordan en la estadística que más le importa: los seis anillos de campeón.