DEPORTES › DJOKOVIC SE IMPUSO FRENTE A WAWRINKA Y JUGARA LA FINAL DE AUSTRALIA
El serbio, número uno del mundo, jugó un duro partido frente al suizo y defensor del título, y recién lo pudo definir en el quinto set. Mañana jugará la final con el escocés Murray, quien todavía no ganó una final en Melbourne.
› Por Sebastián Fest
El serbio Novak Djokovic buscará mañana su quinto título en el Abierto de Tenis de Australia, tras derrotar ayer al suizo Stanislas Wawrinka en un partido que el suizo bien pudo ganar. Número uno del mundo, Djokovic se impuso 7-6 (1), 3-6, 6-4, 4-6 y
6-0, y será el rival del británico Andy Murray, que busca ganar su primer Abierto de Australia y su tercer trofeo de Grand Slam. “Fue una batalla, fuimos hasta el límite, Stan es un gran competidor”, dijo el serbio tras eliminar al defensor del título.
Wawrinka dio a entender que no jugó en su mejor forma. “Le dije a mi entrenador que estaba, mentalmente, completamente muerto”, dijo el suizo. “Estoy físicamente bien, estoy jugando bien, pero creo que mentalmente pagué la final de la Copa Davis, el no haber tenido demasiado tiempo libre”, añadió el número cuatro del mundo.
Mientras Wawrinka destacó los “muchos errores” que cometieron ambos, Djokovic vio las cosas de forma un tanto diferente. “Creo que jugué bien, pero con dos sets a uno y un break arriba le permití volver al partido. Stan es un jugador de calidad y sabe cómo complicarme la vida. El primer juego del quinto set fue clave”, analizó Djokovic, quien recordó la relación que lo une a Murray. “Con Andy jugamos por primera vez a los 12 años, tenemos una buena relación fuera de la cancha. Es agradable ver que jugamos otra final de Grand Slam.”
Quizá también lo sea para Murray, quien las dos veces que gritó campeón en un Grand Slam fue con Djokovic como rival. Pudo ser diferente, el rival no estuvo tan lejos de ser Wawrinka, pese a lo concluyente del quinto set de ayer. En el inicio, el partido fue saque a saque, aunque Wawrinka presionó con su derecha al límite hasta quebrar el servicio de Djokovic. Era la segunda vez en todo el torneo que el serbio perdía el saque. A lo largo de la noche australiana lo cedería otras cuatro veces más.
Frustrado, Djokovic golpeó con violencia su banco con la raqueta, a la que luego hizo rebotar contra el cemento azul en la fresca noche de Melbourne. El serbio regresó al rectángulo dispuesto a recuperar lo perdido. Lo hizo, y de forma contundente, porque desesperó a su rival, devolviendo absolutamente todos sus tiros y abriéndolo hacia su derecha, un tiro que suele complicar al suizo. Era 4-4, y el partido estaba claro: Wawrinka hacía el gasto, buscaba los ángulos ganadores con su imponente revés y una derecha implacable. Todo sostenido, además, en un sólido saque. Djokovic, el contraataque puro, apelaba con frecuencia a una derecha alta y sin peso para tentar al error del suizo. Se llegó al tie break, que fue una catástrofe para Wawrinka. Un error del suizo, un enorme globo de sobrepique de Djokovic, un par de aciertos más y el serbio que se adelantaba 5-0. Instantes después cerraba el tie break con un 7-1.
El choque se confirmó como un sube y baja tenístico y anímico, al igual que los últimos que jugaron en grandes torneos, porque, en vez de deprimirse por perder el set de apertura, Wawrinka jugó un sólido segundo parcial para ganarlo por 6-3. Djokovic pareció tener ya en el bolsillo el tercer set cuando se adelantó 3-0, pero Wawrinka les dio una marcha más a sus golpes, bajó el porcentaje de errores y terminó lanzando un “come on!” a metros del serbio mientras se encaminaba a su silla tras quebrarle el servicio en cero para sacar 2-3.
El suizo tenía nuevamente el partido equilibrado, y quizás en sus manos, pero un nuevo cortocircuito “quemó” a Wawrinka. El suizo sacaba 40-15 para igualar en cinco, y precisamente entonces algún tiro displicente y un par de errores de su parte le entregaron el set en bandeja por 6-4 a Djokovic.
El 2-0 con que se adelantó el número uno del mundo en la cuarta manga no significó mucho, porque el suizo igualó enseguida a dos, ofreciendo quizás el tiro del torneo: una stop-volley de revés con efecto de retroceso de dificilísima factura. No lo hizo en cualquier momento: lo hizo break point abajo.
El serbio estaba sin resto físico y el suizo, en ventaja de 5-4, en llamas tenísticas: los nueve primeros juegos de ese cuarto set dejaron una estadística clara, diez tiros ganadores de Wawrinka contra ninguno de Djokovic. Y no eran tiros ganadores ordinarios: cada winner del suizo era una obra de arte, el disparador para miles de gritos de admiración.
Como en Australia 2013 y 2014, como en el US Open 2013, el duelo Djokovic-Wawrinka llegaba al quinto set. Los antecedentes invitaban a acomodarse en las sillas por un buen rato aún: 12-10 para el serbio en Australia 2013 y 6-4 también para él en el US Open 2013. Australia 2014 le dio el triunfo a Wawrinka por 9-7 en el set final. Nada de eso: como tantas otras veces, el aparentemente agotado Djokovic se convirtió en una máquina de no fallar. Era su rival, tal vez confundido por la aparente debilidad del adversario, el que se encargaba de sumar todos los errores.
Wawrinka ofreció un par de puntos más para exquisitos para que el estadio siguiera aplaudiéndolo, pero el que volverá al Rod Laver Arena mañana será Djokovic. La meta: ganar un quinto título en Australia que nadie logró en la era profesional del tenis.
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