DEPORTES › RIVER JUGO EN MENDOZA UN PARTIDO ESPANTOSO Y TERMINO GOLEADO POR 5-0
El equipo alternativo de Arruabarrena abrió la cuenta tras una falla defensiva del rival y después se las ingenió para liquidarlo de contra. Gallardo cambió la defensa en la segunda parte, pero su equipo terminó en la oscuridad, con sólo ocho jugadores en la cancha.
Con goles de Cristaldo, Palacios, Chávez, Calleri y Betancourt, Boca consiguió ayer en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza otra clara victoria, por 5-0, sobre River, que no tuvo orden ni ideas como para recuperarse de un arranque para el olvido. La expulsión del uruguayo Mayada les complicó el panorama a los dirigidos por el Muñeco Gallardo, mientras que el equipo alternativo del Vasco Arruabarrena tenía todo controlado. Para colmo de males, Abal expulsó en la segunda parte a Sánchez y a Gutiérrez y River terminó penando en la cancha con sólo ocho jugadores.
River pareció sentirse obligado a ganar desde el arranque y eso le terminó jugando una mala pasada, porque salió a jugar la revancha del superclásico que perdió por 1-0 la semana pasada con mucho nerviosismo y notorias fallas en los futbolístico. Boca, en cambio, se mostraba más tranquilo, tratando de jugar la pelota por las bandas, abriendo la cancha siempre, a la espera de una oportunidad.
Y mientras las insinuaciones de River se pinchaban en la zona de definición, Boca capitalizó una falla defensiva de los dirigidos por Marcelo Gallardo y, a los 14 consiguieron abrir el marcador a través de Cristaldo, justamente quien había anotado el gol del triunfo en Mar del Plata. La jugada arrancó en el fondo xeneize, Funes Mori cortó el avance pero metió un pase atrás medio para Maidana, que se resbaló y no pudo tomar la pelota que finalmente tomó Cristaldo para quedar mano a mano frente a Barovero y definir con la zurda y poner el 1-0.
River acusó el golpe y agravó sus dificultades iniciales, buscando ahora con mayor desesperación el arco de Sara, exponiéndose a los contraataques. Precisamente, por esa vía Boca logró a los 21 ampliar la ventaja. Chávez tomó un rebote por la izquierda, vio picar al pibe Palacios por la derecha y le cruzó el pelotazo. Rápido, el juvenil dominó la pelota y aceleró para quedar frente a un Barovero que no daba crédito a sus ojos. Palacio amagó con la vista meter un pase, pero sacó un derechazo cruzado que pasó cerca de la pierna izquierda del arquero de River, tras su intento fallido de arrodillarse para tapar el disparo.
Lo que necesitaba River era pisar el freno para pensar, para que Pisculichi se juntara mejor con Mora y Gutiérrez. Pero Boca estaba realmente intratable. Y a los 30 minutos, habilitado ahora por Palacio, Chávez recibió el pelotazo cruzado y definió de zurda al primer palo de Barovero, que estiró la mano pero no llegó a tapar el 3-0.
Si algo le faltaba a River era la expulsión de Mayada, a los 39, por una falta sobre Gago. El uruguayo pareció pagar la deuda de Vangioni, que en el arranque del encuentro se ganó apenas una amarilla tras una fuerte entrada sobre Palacio. Una cosa quedaba clara. No era la noche de River, ni mucho menos. Mal parados, sin ideas y desesperados, los millonarios se fueron cargando de tarjetas. Boca hizo gala de la tranquilidad y, con Gago manejando los hilos, continuó aplicando su fórmula del éxito: control de pelota en la salida y pelotazos cruzados para explotar la velocidad de sus delanteros.
Gallardo entendió que debía cambiar en el rumbo y tras el entretiempo ordenó el ingreso de Pezzella y Balanta, para armar una línea defensiva nueva, y de Sánchez para fortalecer el mediocampo diezmado por la expulsión de su compatriota. Pero Sánchez duró prácticamente nada en la cancha porque a los 56 vio la roja por protestar airadamente un fallo del árbitro Abal. A River le convenía que todo terminara rápido, porque Boca iba todavía por más. Para colmo, la expulsión del colombiano Gutiérrez dejó a River en la oscuridad. Calleri puso el 4-0 y Betancourt terminó de sellar la goleada 5-0.
De los dos enfrentamientos del verano, a Boca le quedó el sabor dulce de haber logrado cortar la racha de ocho derrotas consecutivas y la sensación de que el equipo se reforzó bien para lo que tiene por delante. Para River, en cambio, quedó la preocupación extra de saber que el equipo no anduvo bien y tiene menos de una semana para mejorar, pensando en el primer partido que deberá afrontar con San Lorenzo, por la Recopa Sudamericana.
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