DEPORTES › OPINIóN
› Por Gustavo Veiga
Nobleza obliga, la nota titulada “Fútbol, política y derechos humanos”, publicada el domingo 29, me deja algunas enseñanzas. La primera es que generó una saludable cantidad de reacciones, a favor y en contra. Los clubes mencionados en mi artículo –una muestra de cómo el fútbol tiene una nueva mirada sobre los derechos humanos en la Argentina– fueron citados a modo de ejemplo. El conjunto de casos, acaso estrecho, provocó de todo. No fue confeccionado para señalar aciertos de unos en detrimento de otros. Básicamente, se describieron homenajes a socios e hinchas desaparecidos, más otras actividades por el aniversario del 24 de marzo.
Me escribieron desde Lorena Crespo, de Nueva Chicago, que con razón –además de con respeto– mencionó una serie de actividades que su club realizó sobre la temática, hasta Diego Resnik, de San Lorenzo, que envió varios tuits desconsiderados e incurrió en algunas inexactitudes. Una de ellas, que ninguneo a San Lorenzo siempre y a su Subcomisión de Derechos Humanos. Hubo un correo por una bandera con la que salió el equipo de Belgrano y varios más. Tampoco me escribieron todos los que no reflejé en mi nota. La gente de Huracán podría haberse quejado porque no puse ni una línea de la visita que en 2009 realizó el plantel de Primera con su técnico Angel Cappa a la ex ESMA.
La segunda enseñanza que me queda es que, con derecho, todos los clubes pretenden que tengan visibilidad sus actividades y mencionar unas y no otras puede irritar, más allá de razonables razones de espacio que podamos esgrimir. Ahora bien, al único diario que se ocupa sistemáticamente de estos temas desde su fundación, y que en particular, a la relación entre deporte y derechos humanos le abrió siempre sus páginas, no se le puede endosar el verbo ningunear o tratar de oportunista a uno de sus periodistas por aquel motivo.
Resnik me informa como una novedad que Daniel Schapira, el tenista que representó a San Lorenzo en la década del ’60, está desa-parecido. Quizá no leyó el libro Deporte, desaparecidos y dictadura publicado en 2006 y reeditado en 2010. O tampoco vio en el Canal Encuentro la miniserie del mismo nombre que se está pasando en estos días, donde hay un capítulo dedicado a la historia de Daniel. Del primero soy el autor; de la segunda, el guionista. También podría sugerirle La lucha continúa, una nota de este diario del 17-9-2013.
Tal vez desconozca varios de los artículos sobre el tema de la restitución histórica de las tierras de Avenida La Plata que escribí en Página/12 y cuya lucha para recuperarlas lideró su hermano Adolfo. El abandono forzado de Boedo fue promovido por la última dictadura. Hay uno que tiene casi nueve años: (http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libero/11-3046-2006-08-14.html). En ese texto mencioné otro dato que me aporta ahora por Twitter. “En el Gasómetro, el 20 de junio de 1977, las Madres de Plaza de Mayo hicieron una de sus primeras apariciones, desplegando un cartel que colgaron desde la tribuna de avenida La Plata”.
Estimo necesarias estas aclaraciones, que lejos están de ser un ninguneo a la memoria histórica de las instituciones deportivas que siempre he defendido. Por lo demás, en hora buena que los clubes de fútbol, sus socios e hinchas se comprometan de distintas maneras con los derechos humanos. Y que una nota como la del domingo haya sido un revulsivo para darle más visibilidad al tema.
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