DEPORTES › UN FRIO RETRATO DEL EX CEO DE TORNEOS DETENIDO EN ITALIA
El empresario futbolístico Guillermo Tofoni lo conoció bien: lo acusa de haber operado junto a Julio Grondona para quitarle el negocio de la organización de los amistosos de la Selección Argentina. “Está pagando por eso”, asegura.
› Por Gustavo Veiga
Las definiciones del empresario Guillermo Tofoni son tajantes y apuntan casi todas en una misma dirección: la del preso VIP, Alejandro Burzaco, detenido en Bolzano, Italia. Hasta el 27 de mayo en que fueron arrestados siete directivos de la FIFA, mantenía una fría relación comercial con el ex CEO de Torneos y Competencias, que desde ese momento pasó a ser un prófugo. Ahora cuenta que aquel participaba de las reuniones del Comité Ejecutivo de la AFA sin ser dirigente. Señala que la avaricia lo perdió y que está pagando por eso. Que Hugo y Mariano Jinkis lo bancaron cuando estaba terminado comercialmente después de que el Estado comprara los derechos televisivos del fútbol. Y también lo acusa de haber operado junto a Julio Grondona para desplazarlo del negocio de organizar partidos amistosos de la Selección nacional. El escándalo de la FIFA quebró el vínculo por conveniencia que mantenían. Ahora se decidió a hablar porque, según él, “todo lo que pasó y está pasando mancha a la industria de una manera alucinante”. Está muy claro, aunque el fútbol a ese nivel está tapado de mugre desde que Havelange, Blatter y sus secuaces lo colonizaron en beneficio propio. La olla de los sobornos se destapó demasiado tarde. En una entrevista del 10 de enero de 2007 en Páginað12, Tofoni contaba cómo había hecho para convencer a la AFA de que firmara un contrato de 18 millones de dólares por partidos amistosos de la Selección nacional: “Es como acercarse a una linda chica. Le mando flores, llamo a un amigo, me pongo perfume cuando la voy a ver, no sé. Traté de seducirla”. El idilio con la entidad que presidía Grondona parece terminado, más allá de que el empresario se asoció con TyC para continuar organizando amistosos de la Selección. Burzaco tutelaba ese negocio hasta que se entregó el 9 de junio. Lo buscaba Interpol por un pedido de extradición a Estados Unidos.
–¿Por qué mantenía esa relación con Torneos y Burzaco en particular, tratándose de alguien que lo desplazó de su actividad comercial con la AFA?
–El me necesitaba y lo hacía por conveniencia. Soy una especie de contratado en un negocio que puede generar cinco millones de dólares por año. Mi porcentaje es el 6,25 por partido, dividíamos la comisión con Burzaco porque él no es agente FIFA autorizado. En el país somos apenas dos: Octavio Manera, el hijo de Eduardo, el ex técnico de Estudiantes y yo.
–La noticia de que usted sería corrido del negocio se supo al conocerse las escuchas judiciales que le realizaron a Grondona. ¿Cómo tomó su difusión?
–Burzaco se encargó de llenarles la cabeza a los presidentes de los clubes y sobre todo a Julio. Usaron como excusa una nota en la revista Forbes donde me preguntaron cuánto dinero facturaba por partido amistoso. Se agarraron de eso para armar un escándalo.
–Por qué cree que Burzaco quiso sacarle el contrato de los partidos a World Eleven, su compañía, cuando hacía operaciones varias veces millonarias por derechos televisivos con la Copa América y los del fútbol argentino para el exterior?
–Porque es un hombre excesivamente ambicioso y avaro. Está pagando por eso. Qué necesidad tenía de meterse con los amistosos que yo había tomado en 2006. Yo no soborné a nadie para que me dieran el contrato. Tenía una licencia de jugadores desde 1999 que devolví para no mezclar con la organización de partidos. El protagonismo de Burzaco empezó en 2011 después de la rescisión del contrato entre la AFA, el Grupo Clarín y Torneos. Estaba muerto comercialmente, pero comenzó a acercarse a Grondona, le dejaron los derechos del fútbol argentino para el exterior, el fútbol del ascenso, pero quería los del Mundial. Cuando se le venció ese año el contrato de la Copa América a Traffic, se quedó con los derechos de cuatro ediciones, incluida la del Centenario que se jugará en Estados Unidos en 2016.
–¿Fue en ese momento que se asoció con los Jinkis?
–Sí, los Jinkis lo bancaron a Burzaco. Traffic les metió una demanda en Miami porque no quería litigar en Paraguay, donde está la Conmebol, que otorga los derechos de la Copa América. Pero se pusieron de acuerdo, se asociaron las tres partes y formaron Datisa, la empresa acusada por el departamento de Justicia de Estados Unidos de pagar las coimas.
–¿Y como avanzó sobre el contrato que mantenía usted con la AFA por los partidos amistosos?
–Como vencía el 31 de diciembre de 2014, Torneos se hizo del contrato y lo extendió hasta 2022. A mí me debería dar el 50 por ciento, ese 6,25 del que le hablé que sale del cachet que recibe la AFA por cada partido de la Selección. Burzaco todavía no me pagó. Pasó este tsunami y yo quedé en pie. No quiero que nos pongan a todos en la misma bolsa. Él, en cambio, hizo todo mal.
–¿Qué hizo mal? ¿Se refiere al pago de coimas que le atribuyen el FBI y un tribunal federal de Estados Unidos?
–Hablo del tema de los amistosos, que es lo que conozco. Al pretender quedarse con el negocio, salimos sin avales al mercado. Contratamos a Croacia para jugar en Londres y a Portugal para un partido en Manchester en noviembre pasado. Como agencia perdimos plata. Burzaco decía que yo era desprolijo. Para que se dé una idea, alquilar Old Trafford, donde Argentina jugó con Portugal, cuesta unas 700 mil libras esterlinas. Metimos 40 mil personas donde entran 75 mil y todo por desconocimiento del tema. En ese momento, yo sabía que él ya operaba con Grondona para desplazarme. Pero como no es agente de partidos, me necesitaba.
–Hay un partido sospechado de sobornos que se jugó en Qatar y en ese momento usted era el responsable de su organización. Argentina le ganó 1-0 a Brasil en noviembre de 2010 y se cree que ambas asociaciones recibieron dinero extra para votar al país árabe como sede del Mundial 2022. ¿Es así como lo publicó el diario británico The Guardian?
–Ese contrato lo redacté y firmé yo y le puedo asegurar que no hubo coimas. La empresa Kentaro, que es de un suizo y un alemán, tenía los derechos de Brasil. Ellos me pagaron a mí y un comisionista de Qatar puso 8,6 millones de dólares, es cierto, pero no hubo coimas.
–¿Cuándo fue la última vez que se reunió con Burzaco, su socio o contratista en la organización de partidos de la Selección?
–Fue en noviembre del año pasado en la sede de Torneos.
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