La final que disputarán el sábado Argentina y Chile por la edición 2015 de la Copa América promete grandes emociones, vértigo y buen juego. En eso coinciden especialistas, ex jugadores e incluso los propios protagonistas. Ambos equipos se han ganado a lo largo del torneo, con sus demostraciones de fútbol, ser justos finalistas. Más allá de su ajustado paso a la final frente a Perú, por su forma de jugar, de entender el fútbol, por su vocación ofensiva –que se le impregnó de buena manera tras la experiencia con Marcelo Bielsa al frente del equipo y se continúa ahora con Jorge Sampaoli–, Chile tiene argumentos para ilusionarse, tantos como los que puede esgrimir en estas horas la Argentina, luego de sus actuaciones ante Colombia y en la contundente goleada por 6-1 sobre Paraguay, que los principales medios chilenos se encargaron ayer de remarcar. “Argentina pasa asustando”, publicó en su portada La Tercera; “Argentina llega a la final como una aplanadora”, expresó en sus páginas El Mercurio.

Sus títulos mundiales de 1978, como local, y de México 1986, la final de Italia 1990 y la reciente final en el Mundial de Brasil, junto a la amplísima diferencia lograda a lo largo de 105 años de enfrentamientos ante los chilenos, sumadas a la jerarquía individual y colectiva, sitúan al equipo de Gerardo Martino algunos escalones por arriba de este muy buen equipo chileno que, a pesar de su notable mejoría en los últimos años, no ha conseguido superar en campeonatos mundiales la tercera posición obtenida en 1962, como país organizador, y los octavos de final en Francia 1998, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014.

Si se analiza el historial, los números son todavía más contundentes a favor de la Argentina. De un total de 82 enfrentamientos, la Selección ganó en 55 oportunidades, contra apenas 6 triunfos de los trasandinos, eso sí, todos en el Estadio Nacional –escenario del próximo duelo– y 21 empates. Por caso, en partidos por E liminatorias mundialistas, hubo doce enfrentamientos, y un solo triunfo para Chile, 1-0 en 2008, con Bielsa en el banco de la Roja.

En cuanto a la Copa América, también la balanza se inclina hacia el lado de la celeste y blanca. Argentina ganó el certamen continental, el segundo en importancia después del Mundial, en 14 ocasiones, la última vez en 1993 –hace ya 22 años–, y de esas conquistas cuatro tuvieron como escenario triunfal el estadio Nacional de Santiago, en 1941, 1945, 1955 y 1991. Los chilenos, por su parte, esperan por su primera conquista desde hace 99 años, tras cuatro finales malogradas en 1955, 1956, 1979 y 1987. Los cabuleros nacionales tendrá en este apartado un motivo más para reforzar la ilusión, y los chilenos uno menos para soñar con la gloria. En el Sudamericano de 1955, Argentina y Chile llegaron al último encuentro igualados en puntos y los muchachos dirigidos por Guillermo Stábile se impusieron por 1-0. Lo curioso fue que en esa oportunidad, el equipo nacional llegaba al partido decisivo tras golear en el partido anterior por 6-1 a Uruguay. Además, por este torneo, en 24 enfrentamientos, la Selección cantó victoria 19 veces, Chile no conoció el triunfo y empataron en 5 oportunidades.

Está dicho, el temor que niegan pero, sin embargo, anuncian los chilenos tiene fundamento. Lo cual no quiere decir que el sábado no puedan dar el batacazo frente a la Argentina de Lionel Messi, Sergio Agüero y Angel Di María, a quienes se les ha acoplado magistralmente Javier Pastore. En el fútbol, se sabe, todo es posible, sobre todo cuando los que se enfrentan son dos equipos que tratan bien la pelota, que buscan con fruición el arco contrario y que no quieren saber nada, pero nada de nada, con las especulaciones de medio pelo. Ambos tienen el juego colectivo, la jerarquía individual y las agallas para imponerse en el duelo final. Argentina tendrá a su favor la chapa, el peso de la historia, y Chile tendrá como principal aliado su localía.