DEPORTES › HURACAN ENCONTRO LA GRIETA, LA PROFUNDIZO Y SE QUEDO CON EL CLASICO DEL BARRIO
En apenas ocho minutos, durante el complementario, el equipo de Domínguez se puso en ventaja con un tiro libre de Toranzo, y el de Bauza se quedó sin Buffarini y sin Caruzzo, ambos expulsados. Así se definió un partido intenso y bastante caliente.
› Por Daniel Guiñazú
El destino del clásico entre Huracán y San Lorenzo se resolvió en apenas ocho minutos del segundo tiempo, Los que fueron entre el golazo de tiro libre de Patricio Toranzo (26 minutos) y las expulsiones a los 31 minutos de Julio Buffarini y de Matías Caruzzo a los 34. En ese lapso, feliz para unos y fatídico para otros, se cerró la suerte de un partido caliente, intenso y sólo de a ratos bien jugado. No se notaron la diferencias entre un equipo que lucha por mantener la categoría y otro que pelea por el título. Y acaso esa sea el mejor elogio que puede recibir Huracán y la peor crítica que se le puede hacer a San Lorenzo.
Era un cero a cero clavado. Pero como Toranzo hizo la ilógica y en lugar de meter su tiro libre en el área azulgrana, lo alojó entre Torrico y el primer palo, los jugadores de Huracán y sus hinchas terminaron fundiendo su felicidad, alambrado de por medio. ¿Estuvo bien entonces la victoria? Sólo en los primeros 25 minutos de juego, Huracán resultó claramente mejor que San Lorenzo. Después, fue perdiendo presión y juego. Pero nunca llegó a ser dominado por el equipo de Edgardo Bauza. Que como hace una semana frente a Boca, por su actitud un tanto contemplativa, volvió a redondear la impresión de que llevarse un punto de Parque Patricios, lo conformaba por los cuatro costados.
Mercier y Ortigoza son algo así como la columna vertebral de San Lorenzo. Si ellos juegan bien, el equipo se contagia. Y si ellos no manejan la pelota y los espacios, todo tiende a desordenarse y desmejora la expresión colectiva. Esto último fue lo que le sucedió a San Lorenzo en el primer tiempo de ayer. Vismara y Bogado ganaron la batalla en el medio, Toranzo y Montenegro conectaron más rápido con el partido, Espinoza le ganó un par de desbordes a Mas y Huracán, que salió a apretar bien arriba, hizo algunas diferencias. Pudo haberse adelantado en la carrera a los 22 minutos. Pero un espectacular remate de tijera de Abila dio en el travesaño, picó sobre la línea y salió. No hubiera sido injusto.
San Lorenzo respondió cinco minutos más tarde, cuando una entrada de Villalba por la izquierda, también rebotó en el horizontal. Desde allí, empezaron a aparecer en escena Mercier y Ortigoza. Y a partir de ellos (y también por la baja de las revoluciones de Huracán), la posesión de la pelota se hizo más compartida sin que pudiera advertirse con nitidez, un dominado y un dominador.
En eso andaban cuando el golazo de Toranzo rompió el anochecer y a continuación, Buffarini (por una dura entrada sobre Bogado) y Caruzzo (mano intencional) vieron la tarjeta roja del árbitro Pezzotta. En esos ocho minutos terribles, San Lorenzo quedó condenado a una derrota que quizás, no esperaba. Y Huracán alzó los brazos para celebrar un triunfo que por Parque Patricios, resonó como si hubiera sido un campeonato.
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