La agresión que sufrió el lunes por la noche Pablo Lugüercio, futbolista de Aldosivi, al que un proyectil lanzado por la parcialidad de Lanús le impactó en un ojo, puso en duda la continuidad de la vuelta paulatina del

público visitante a las canchas. “Nos mal acostumbramos y esto no se termina”, afirmó la víctima de la agresión. Desde la Secretaría de Deportes de la Provincia negaron los rumores y ratificaron que el próximo fin de semana habrá público visitante en un partido del ascenso. Por su parte, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, prometió que, en caso de ser electo gobernador de Buenos Aires, será la Provincia la que ejercerá el derecho de admisión en los estadios y no los clubes. Hoy se reunirá la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte y podría haber novedades.

“Se equivoca el rumbo de la pasión y va a llegar un momento en que no habrá hinchas”, opinó Lugüercio, quien decidió jugar el partido a pesar de la agresión, pero debió ser reemplazado en el segundo tiempo. “Por un estúpido que tiró la piedra se puso en riesgo el esfuerzo de mucha gente que pagó un viaje y compró una entrada”, agregó. Afortunadamente, el médico le confirmó que no sufrirá secuelas del ataque.

Para el jefe del operativo policial, Cristian Fontana, la responsabilidad fue de los jugadores del equipo local. “Les avisé que no calentaran en ese lugar, pero me dijeron que no se iban a ir porque era una cábala del técnico. Cinco veces les dije que se fueran y ahora resulta que lo que pasó fue culpa nuestra. Eso es lo que más me indigna”, sostuvo el comisario en diálogo con un portal periodístico marplatense.

En su contacto habitual con la prensa, Aníbal Fernández remarcó: “El control del derecho de admisión a los estadios de fútbol con asiento en la provincia lo vamos a ejercer nosotros”, en caso de resultar electo gobernador bonaerense. “Habrá un montón de personajes que no van a entrar nunca más a una cancha”, agregó. El funcionario consideró que no se debe frenar la vuelta de los visitantes y sostuvo que “se tendría que haber detenido a quien lo hizo, juzgarlo, y no permitirle nunca más el ingreso a la cancha”.