Mientras siguen las purgas por lo que se dio en llamar “FIFAgate”, en nuestro país la Justicia anda tras los manejos aparentemente no demasiado transparentes del presidente de Quilmes, José Luis Meiszner. El titular del más que modesto Central Ballester, Marcelo Pereira, denunció haber recibido amenazas para él y su familia, en el caso de votar a Marcelo Tinelli para presidente de la AFA. Eduardo Deluca, alguna vez hombre fuerte de Defensores de Belgrano, y siempre ladero incondicional de Julio Grondona, parecía seguir el destino de Meiszner. Entretanto, en la previa de las elecciones en el predio de Ezeiza continuaban casi permanentemente las irregularidades que involucraban a diferentes asambleístas, y por diferentes razones.

Pero una vez que el despropósito atropellara a la aritmética y sobre 75 votos se dio un empate en 38..., todo quedó circunscripto a los próximos pasos a dar. La gente de Tinelli no aceptó la propuesta de la gente de Segura de hacer una especie de cogobierno, y propuso votar otra vez.

De todas maneras, el bochorno fue el común denominador y probablemente la síntesis de lo sucedido fue aquello que resignado comentó uno de los “escrutadores”: “Y ahora, ¿qué hacemos...?”.