DEPORTES › OPINION
› Por Roberto Guidotti *
Dice Jorge Iwanczuk, autor de libro Historia del fútbol amateur en la Argentina: “Contar la historia del fútbol argentino desde 1931 es como contar la vida de una persona desde los 18 años”. Precisamente, esa versión parcializada de la estadística de nuestro deporte más popular nos acompañó a los futboleros durante las últimas cuatro décadas desde que cierto periodismo decidió arbitrariamente hacer un corte, y comenzar a contar los campeonatos desde el nacimiento del profesionalismo en 1931. Antojadizamente encajonaron los 40 años fundacionales de un deporte que en la Argentina se juega oficialmente desde 1891, con la participación en aquellas décadas nacientes de la mayoría de los equipos más tradicionales. Nunca hubo una fundamentación lógica de tamaño despropósito, olvidando en los cajones de las redacciones las fotos y las crónicas de la gloriosa Academia, primer heptacampeón desde 1913 a 1919, al Boca glorioso en su gira por Europa del 25 y ganador de seis torneos de Liga, al Huracán ganador y cuatro veces rey vernáculo en tiempos de Stábile, goleador de aquel primer Mundial de Uruguay en 1930, disputado con jugadores amateurs pero tan oficial como todos los mundiales siguientes.
También quedaron en el olvido futbolistas de la talla de Manuel Seoane, de Independiente, máximo artillero de la era no rentada, o Jacobo Urso, emblema de San Lorenzo que se convirtió en leyenda a partir de su muerte producto de un choque con un rival que le perforó un riñón, con apenas 23 años. Pero los historiadores y estadígrafos de fútbol jamás admitieron esta omisión mediática. El Centro de Investigación de la Historia del Fútbol siempre luchó por la incorporación de los datos de la era amateur con el mismo nivel de importancia que los números de los tiempos rentados, y el grupo de Revisionistas Históricos peleó incansablemente en los últimos años para que el fútbol argentino recuperara su memoria.
La AFA hace hoy visibles en su web oficial a todos los campeones de Liga de la historia, incluidos también los ganadores de las 93 Copas Nacionales que han sido el antecedente histórico de la actual Copa Argentina, competiciones paralelas a los torneos regulares e importantísimas en la primera mitad del siglo 20, cuando aún la Conmebol no organizaba eventos continentales. Como todo cambio, esto provocó sismos y protestas de aquellos simpatizantes de clubes que se vieron con menos títulos que sus rivales en la era recuperada. Hinchas de River, Independiente y San Lorenzo suelen manifestarse escépticos con la reparación histórica que posiciona muy bien a Boca, Racing y Huracán, los más ganadores en los tiempos inaugurales y protagonistas de aquellas copas locales que sus adversarios ningunean. Pero acá no se trata de recortar períodos en base a conveniencias para medir tamaños de grandeza, se trata de reconciliar a nuestro fútbol con su infancia injustamente olvidada. Y se ha logrado, en un acto de justicia para tantos jugadores, técnicos y dirigentes pioneros de nuestro deporte número uno.
* Periodista. Integrante del Grupo Revisionistas Históricos.
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