Es bien sabido que, en términos de seguridad, la provincia de Santa Fe es quizás una de las más complicadas del país para lograr que sus ciudadanos decentes puedan vivir más o menos sin sobresaltos. Y también se sabe que las bandas de narcotraficantes tienen varias zonas liberadas y que en muchos casos su accionar aparece vinculado con las barras bravas.

El epicentro de la inseguridad santafesina producto del modus operandi de estos delincuentes, si bien es Rosario, últimamente se esparce a otras ciudades y pueblos de la provincia.

Y los violentos siguen a la carga, ahora en Santa Fe a raíz, no de la campaña supuestamente floja de Colón, sino ante la inminencia de un nuevo enfrentamiento con Unión –el próximo sábado– habiendo perdido una semanas atrás por 0-3 como local, aún sin que se tenga en cuenta que en lo que va del torneo, y de acuerdo con los resultados, Colón –en cuanto al juego tuvo notorios altibajos, aunque algunos desempeños, en especial el partido que le ganó 4-1 a River, fueron muy buenos– está octavo en su grupo, con catorce puntos y cuatro partidos ganados, dos empatados y cinco perdidos aventajando a River, Patronato, Belgrano, Banfield, Sarmiento, Quilmes y Olimpo en la tabla de posiciones.

Resulta que a varios días del partido interzonal con Unión un grupo de filibusteros amenazó al plantel de Colón con “meter bala” si el resultado no favorece al equipo.

Y uno no puede menos que preguntarse, si estos fuera de la ley no accionarían de la misma manera si Colón ganara el torneo, o la Copa Libertadores o jugara en el ascenso.

Viven de la extorsión y les importa un rábano si se gana o si se pierde, si se juega bien o si se juega mal.

En fin, el fútbol es, para ellos, una excusa para delinquir.