Argentina continúa sin complicaciones en la Copa América Centenario, y su nivel sigue en alza cuando se acercan las instancias finales. Con una actuación convincente superó anoche a Bolivia, para adjudicarse su grupo y esperar a Venezuela el sábado próximo, en Boston. La mayor importancia que adquiría el partido ante los bolivianos era ver en acción, por primera vez desde el inicio, a Lionel Messi. Pero el rosarino finalmente volvió a comenzar en el banco de suplentes, seguramente para hacer su aparición estelar en la serie de cuartos de final.

El equipo que presentó el técnico Gerardo Martino presentó a varios jugadores que no habían tenido mucha participación, preservando a los habituales titulares. Pero lo que cambió también, principalmente, fue la disposición táctica. A la línea de defensores se le agragaron dos volantes de contención, otros dos más adelantados, y dos delanteros. Estos últimos (Higuían y Agüero) volvían a jugar juntos luego de un largo tiempo. En la mayoría de las ocasiones, cuando uno estaba en la cancha, el otro permanecía afuera.

La apuesta fue positiva para el conjunto nacional, debido a que rápidamente definió el duelo: a los 14 minutos de juego ya se encontraba ganando por dos goles de diferencia. Y esas resoluciones se dieron en apenas dos minutos. Lamela, ejecutanto un tiro libre, convirtió el primero luego de que la pelota se desviara en Duk, que era el último hombre de la barrera. La segunda aproximación al arco boliviano terminó en el festejo de Ezequiel Lavezzi, quien empujó la pelota casi abajo del arco luego de un rebote que dio el arquero, después de un cabezazo de Higuaín en el segundo palo.

La predisposición de Bolivia fue todo lo contrario: cinco defensores, cuatro mediocampistas, y un solo hombre adelante (Duk). Encima, cuando éste se fue lesionado, en la primera parte, fue reemplazado por otro volante (Bejarano). A pesar de la desventaja, los bolivianos no podían reaccionar, y todo se les terminó de derrumbar cuando Víctor Cuesta convirtió el tercer gol. El jugador de Independiente había ido a buscar al área rival, y terminó tocanco la pelota de zurda luego de una habilitación de Lavezzi.

La aparición de Messi se dio en el segundo tiempo, cuando salió desde el arranque en lugar de Higuaín. Lo más curioso fue que el entrenador Julio Baldivieso decidió hacerle marca personal al rosarino, y Diego Bejarano fue el encargado de seguirlo por toda la cancha.

El capitán argentino se sintió incómodo con un hombre encima, pero se las ingenió para desmarcarse e, inclusive, dejarlo desairado en varias oportunidades a Bejarano. Al igual que frente a Panamá, estuvo cerca de convertir a través de un tiro libre, pero esta vez la pelota se fue al lado del ángulo del arco de que defendía Lampe.

Si bien Argentina siguió manteniendo el control del desarrollo, el ritmo fue más lento que al de la primera parte, y las acciones de riesgo fueron menores. La temperatura subía cuando Messi encaraba en velocidad y podía combinar tanto con Lamela como con Lavezzi. Y si él no le imprimía vértigo, todo se hacía más discreto.

Estadio: Century Link Field (Seattle).

Arbitro: Víctor Carrillo (Perú).

Goles: 12m Lamela (A); 14m Lavezzi (A); 31m Cuesta (A).

Cambios: 23m D. Bejarano por Duk (B), 46m Machado por Arce (B), Messi por Higuaín y Biglia por Banega (A), 74m Maidana por Otamendi (A), 84m Algarañaz por Smedberg (B).

Messi entró en la segunda parte, pero no repitió la noche mágica que tuvo frente a Panamá.