“Bienvenidos al infierno. Policías y bomberos no son pagos. Cualquier persona que llegue a Río no estará segura”, decía el cartel con el que la Policía de Civil de Río de Janeiro recibía a los turistas que llegaban al aeropuerto de la capital brasileña. El mensaje se debe, a 36 días para el inicio de la máxima cita olímpica, a que la policía realizó una huelga en protesta por la falta de recursos para realizar sus tareas, los salarios adeudados, la escasez de nafta para los patrulleros y helicópteros de apoyo, agua y papel higiénico. “Tenemos absoluta tranquilidad respecto a la seguridad durante los Juegos”, dijo el secretario extraordinario de Seguridad para Grandes Eventos del Ministerio de Justicia, Andrei Rodrigues, en una rueda de prensa.