DEPORTES › OPINIóN
› Por Pablo Fernando Abbatángelo *
El desconcierto de propios y extraños es lo que rodea a Cambiemos en todos los órdenes de gobierno y el fútbol pareciera no ser la excepción. Más allá de lo contradictorio de los mensajes de campaña –“no vamos a devaluar ni aumentar las tarifas” dijeron–, el diario del lunes los evidencia con consecuencias nefastas para amplios sectores del deporte, la cultura, entidades de bien público, la producción y el comercio. Con el correr de los meses y en vísperas del tan ansiado “segundo semestre” las inconsistencias se hacen cada vez más notables.
Y el Fútbol Para Todos no podía estar al margen de las marchas y contramarchas de una dirigencia que reconoce ir haciendo experiencia a medida que van sucediendo los acontecimientos. El selecto y reducido grupo de dirigentes de los denominados clubes Grandes, haciendo caso omiso a los reclamos del resto, el ascenso y el interior bajo la amenaza de “hacer estallar la AFA”, presentan como panaceas experiencias foráneas, producto de otras realidades, exaltando dudosos resultados económico-financieros con el viaje exprés de un CEO que no tiene la menor idea de lo que sucede por estos lares con el deporte más popular, sus clubes centenarios y toda la función social, cultural y deportiva no profesional que en ellos se desarrolla.
Desde las máximas esferas también se opera para que la concentración del poder económico, futbolístico y televisivo reditúe más a los pocos ya beneficiados y menos a los muchos en situación crítica en sintonía con una justicia cercana al poder de turno que pone en un mismo plano de sospecha a quienes investiga por supuestos desvíos presupuestarios como a los que agudizando el ingenio mantienen a sus instituciones a flote, haciendo peligrar irresponsablemente la afiliación de nuestro país, ranqueado en el 1º puesto, con la entidad máxima que rige al fútbol en el mundo entero.
Pero fue precisamente en el despacho de quien en el 92 nuestra sociedad conoció como la Jueza Buru Budu Bundía por ese atropello a la libertad de expresión contra Tato Bores, donde se fumó la pipa de la paz y la receta no es otra que la que conocemos desde que Fútbol Para Todos existe, el Estado financiará con 2400 millones el proyecto incrementando los fondos interanuales en un 43%.
Inconsistencias, veedores y normalizadores de lado, nuestra Asociación del Fútbol Argentino necesita caminar por tres ejes; democratizarla, modificando sus estatutos hiperpresidencialistas teniendo en cuenta la realidad de nuestra actividad; transparentarla, con procesos contables y públicos del destino de los fondos; y oxigenarla, propiciando un recambio dirigencial donde los involucrados no estén sentados de los dos lados del mostrador en las grandes negociaciones tendientes a apropiarse de más de cien años de historia de nuestros clubes con la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas.
Los Clubes en Manos de sus Socios y la AFA en Manos de los Clubes es lo que propiciamos desde nuestro Foro. La pasión futbolera nacional le pertenece a los 40 millones de argentinos y los clubes ya tienen como únicos y verdaderos dueños a sus socios.
* Secretario general del Foro Social del Deporte.
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