Jennifer Dahlgren fue una de las primera deportistas argentinas en saltar a la pista del atletismo en Río. Pero su desempeño en el lanzamiento de martillo no tuvo el nivel que esperaba y la atleta se despidió de forma prematura de los Juegos Olímpicos, asegurando que “duele el mal resultado” y que no se compromete a un nuevo ciclo olímpico porque irá “año a año”.

“Me voy con una sensación de un casi, más porque los últimos dos lanzamientos fueron técnicamente de los mejores que hice en mucho tiempo”, explicó la argentina, quien en su primer intento hizo 63,03 metros y los dos restantes fueron nulos. La marca mínima para acceder a la final era de 72 metros o, en su defecto, los doce mejores lanzamientos.

“Si bien estoy contenta porque supe arriesgar, no se me dio. Pierre de Coubertin dijo que no es el triunfo, sino que es la lucha, le doy valor a eso, pero hoy me duele el mal resultado. No es el que quería. En el deporte, cuando sabés que las cosas te duelen es porque todavía estás donde tenés que estar”, comentó sobre su rendimiento en la pista del Estadio Olímpico. La lanzadora de martillo explicó que en estos últimos años vivió “un proceso de maduración por una cuestión de confianza y de esperar a ver cosas distintas”, al tiempo que agregó: “Mi carrera deportiva de dieciocho años no depende un resultado bueno o malo. Como persona y como deportista un mal resultado no me define. Acá no muere nadie. La derrota no se disfruta, pero se asume y, por lo menos, arriesgué a buscar esa marca de 70 metros”. Esta fue la cuarta experiencia olímpica de la rubia de 32 años, que ya había competido en Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012, donde se fue sin pena ni gloria tras realizar tres nulos.

“Es la primera vez en cuatro ciclos olímpicos que no me comprometo a otro período, pero que tampoco me niego. Ahora quiero vivir objetivos año a año y saber disfrutarlos. También depende de los resultados que se me den”, dijo Dahlgren, quien resaltó que tiene “proyectos personales que les quiero dar un poco más espacio”.