DEPORTES › PARETO, CARRANZA SAROLI, IBARGüEN, PUIG Y SILVA, GANADORAS DEL ORO EN RíO
La participación femenina en los Juegos Olímpicos 2016 llegó al 45 por ciento de un total de 11.551 atletas. Asimismo, las deportistas latinoamericanas subieron 18 veces al podio y ganaron seis oros, todo un aliciente para la región.
El total de deportistas mujeres que compitió en los Juegos de Río 2016 alcanzó por primera vez el 45 por ciento de los casi 11.500 atletas participantes. Pero eso no fue todo, porque las damas acapararon 18 de las 52 medallas latinoamericanas –6 de oro–, con éxitos inéditos para el deporte regional. De Paula Pareto a Cecilia Carranza Saroli, pasando por Rafaela Silva, Mónica Puig o Caterine Ibargüen, las latinoamericanas rompieron barreras en territorio carioca y se robaron gran parte del protagonismo olímpico.
Pionera en lo suyo fue la judoca Paula Pareto, quien con 30 años se convirtió en la primera mujer argentina de la historia en consagrarse campeona olímpica en la división de 48 kg y la primera en obtener dos medallas en un deporte individual. Gustavo Ruiz, psicólogo de la Peque, afirmó que Pareto “es un soldado” y que lleva “una vida muy disciplinada para conseguir sus objetivos deportivos”. Sencilla y descontracturada, la deportista y también médica traumatóloga celebró una victoria que “pone al judo y a la mujer en un lugar de privilegio’’.
Precisamente este deporte, cada vez más practicado en todo el mundo, dio el primer oro a Brasil en sus Juegos, que llegó desde la célebre favela carioca Ciudad de Dios de la mano de Rafaela Silva. El judo, la disciplina que le impusieron sus padres, preocupados por la violencia callejera, la coronó como su nueva reina en la división 57 kg. Todo un símbolo de superación. “Es una inspiración para el mundo entero’’, dijo de ella el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.
En vela, en clase Nacra 17 mixto, se anotó con una presea dorada la argentina Cecilia Carranza Saroli, compartida con el veterano timonel Santiago Lange. La rosarina de 29 años –que integró el equipo olímpico argentino de vela en Beijing 2008 y Londres 2012– llegó a una nueva cita en Río de Janeiro con un nutrido palmarés, dado que fue múltiple campeona juvenil en la clase Laser Radial y obtuvo medalla de oro tanto en los Panamericanos 2011 como en los Juegos Odesur 2014. Sobre su reciente consagración carioca, Carranza Saroli señaló: “La clave del triunfo fue la constancia, que es un atributo fundamental para poder progresar en este deporte. Ser constante en el mayor número de regatas te lleva a estar peleando siempre los primeros lugares. Me siento muy orgullosa de poder representar a mi país de esta manera”, dijo con emoción la deportista náutica del Yacht Club Rosario.
Brasil también celebró en la disciplina vela olímpica femenina el primer oro de su historia, conquistado por Martine Grael y Kahena Kunze en “su jardín’’ de la bahía de Guanabara. Con 25 años, la joven Martine asegura el relevo de la “familia real’’ de esta disciplina náutica, que atesora ocho medallas olímpicas (la suya, las dos de su tío Lars y las cinco de su padre). “Ella ya es mejor que yo, puesto que yo no tenía una medalla de oro a su edad’’, dijo el legendario bicampeón olímpico Torben Grael, actualmente entrenador.
Por su parte, Mónica Puig dio una de las mayores sorpresas de la historia del tenis olímpico al colgarse el oro, primero para Puerto Rico en unos Juegos y el primero de una tenista latinoamericana. Antes que ella, sólo Gabriela Sabatini se había acercado con una plata en los Juegos de Seúl 1988. “Ojalá esto sirva para que enseñe a las mujeres latinas que todo se puede conseguir en la vida’’, dijo la boricua de 22 años, que nunca pisó el Top 20 del circuito femenino y hasta ahora sólo contaba con una victoria menor en Estrasburgo en 2014.
A su turno, dos colombianas –Caterine Ibargüen y Mariana Pajón– ayudaron a su país a establecer un nuevo record de oros (tres) en una edición de los Juegos. Con 32 años, Ibargüen sabía que Río 2016 podía ser su última oportunidad para hacerse del único premio importante que faltaba en su palmarés en el triple salto. Y no la desaprovechó. La antioqueña que cautiva a todo el mundo con su sonrisa se vistió de oro con su mejor salto del año (15,17 metros), en una final en la que la ascendente venezolana Yulimar Rojas, a quien muchos ya ven como su posible sucesora, brilló con una presea de plata inédita en la historia del atletismo de su país. Sin embargo, cuando todavía no habían terminado las celebraciones, Mariana Pajón, la “hormiga atómica’’ como la llaman algunos, repitió el éxito de Londres en ciclismo clase BMX. Y claro, no pudo contener las lágrimas en el podio tras haberse convertido en la única representante cafetera con dos oros olímpicos.
Y si bien no pudo apuntarse a la andanada de oros, María Guadalupe González se convirtió, con su plata en 20 kilómetros, en la primera mujer mexicana que gana una medalla en marcha, lauro que al mismo tiempo rompe con 12 años de sequía en el atletismo azteca.
Por todo lo antedicho, el aluvión femenino de medallas para las deportistas latinoamericanas seguramente servirá de aventón a todas aquellas mujeres convencidas de querer participar en la cita de Tokio 2020, donde los organizadores prometen nuevas pruebas.
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