DEPORTES
El Santos Laguna, el rival de River, juega con su dueño en una cárcel
Es el empresario argentino Carlos Ahumada, detenido en Cuba. Los jugadores no cobran desde hace meses, pero prometieron ganar.
El Santos Laguna, el equipo mexicano que se medirá con River en los octavos de final de la Copa Libertadores de América, llegará a esta instancia de la competencia envuelto en una turbia trama donde se entremezclan el lavado de dinero, el tráfico de influencias y el futuro político de un potencial candidato a la presidencia de la nación azteca. Su propietario, el empresario argentino Carlos Ahumada Kurtz, fue detenido a principios de mes, en Cuba, donde se encontraba prófugo, acusado de sobornar a importantes funcionarios del Distrito Federal mexicano perte-necientes al Partido de la Revolución Democrática (PRD), con el propósito de obtener una concesión para la construcción de obras públicas. Pero Ahumada no es el único argentino vinculado con el Santos. El arquero Cristian Lucchetti, el defensor Federico Domínguez, el volante Sixto Peralta y el delantero Matías Vuoso militan en el equipo y prometieron, junto con sus compañeros, que compensarán el mal momento con un triunfo ante los dirigidos por Leonardo Astrada.
Tras la denuncia y fuga del hombre de negocios nacido en Córdoba, el gobierno federal decidió intervenir el club y ponerlo bajo administración fiduciaria, en un intento de asegurar la continuidad deportiva de este representante del fútbol mexicano en la Libertadores.
Su plantel, que no cobra desde hace dos meses, le prometió a su afición una victoria ante River. “No tenemos nada que ver con Ahumada. Vamos a ganarle a River y a seguir en la Copa”, aseguró días atrás Jared Borghetti, uno de los referentes del equipo y estrella de la selección de México.
Carlos Ahumada Kurtz llegó a México en octubre de 1975 cuando era un adolescente, acompañado de su madre y de un hermano. Trabajó como lavacoches, mozo, portero de una discoteca que después administró, fue taxista, empleado administrativo y luego “consultor” en una empresa de construcción, donde comenzó a gestar su fortuna. A principios de los ’90 fundó el Grupo Quart, que llegó a manejar contratos con el gobierno de México por una suma superior a los 53 millones de dólares. En diciembre del 2003, Quart decidió ampliar sus inversiones al fútbol y compró la totalidad del paquete accionario del Santos Laguna, que pertenecía a una conocida empresa cervecera del país azteca y atravesaba serios problemas financieros, y del León, equipo de la Segunda División del país.
Como una forma de asegurar su ascenso en los negocios con el Estado, Ahumada recurrió a un método tan viejo como eficaz: financiar las campañas electorales de todos los candidatos que estuvieran interesados en llegar al poder. Además poseía un diario, El Independiente, que utilizaba para generar operaciones de prensa que favorecieran sus intereses económicos. El ascenso económico de Ahumada comenzó a inquietar a las autoridades, que lo investigaron.
Acosado por el curso que tomaba la investigación en su contra, Ahumada decidió patear el tablero y realizar una jugada demasiado audaz: difundió un video, filmado en su despacho con una cámara oculta, donde el legislador del PRD, René Bejarano, recibía un fajo de billetes para financiar la campaña electoral de su partido para los comicios municipales del 2003. Denunció que lo querían extorsionar y que había entregado ese dinero como una forma de “quitarse de encima toda la presión que estaba recibiendo por parte de la administración que conducía Andrés Manuel López Obrador”.
Ahumada decidió fugarse a Cuba, donde fue detenido por Interpol, en Varadero. La fuga del “Señor de los Sobornos”, como apodó la prensa a Ahumada tras el escándalo, provocó varias renuncias en el PRD y en el gobierno. López Obrador denunció que era un maniobra del gobierno para perjudicarlo.
Producción: Leonardo Castillo.
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