Sin pasar sobresaltos, Boca avanzó a los cuartos de final de la Copa Libertadores al vencer 2-1 al Sporting Cristal, al que ya había derrotado 3-2 en Lima. El equipo peruano regaló la primera parte y se quedó corto en la segunda como para dar vuelta un resultado que Boca manejó siempre con criterio, apoyado en Perea, Tevez y Cangele, sin ceder protagonismo y clasificándose sin penar. Su próximo rival será el Sao Caetano.
Boca salió a jugar con tranquilidad, como intentando sacar provecho desde el arranque de la necesidad de los peruanos de tener que buscar el partido. Pero ante la falta de atrevimiento que mostraron los visitantes, terminó adueñándose de la pelota y dominando el encuentro a su voluntad.
Generaba situaciones llegando por afuera porque Cangele estaba muy despierto y complicaba siempre a la última línea peruana. La clave del funcionamiento en el equipo de Bianchi fue la presión constante sobre la salida del Cristal, que nunca conseguía sobreponerse tocando la pelota, porque no aparecían Henry Quinteros ni Pablo Zegarra, que se habían destacado en Lima, y Jorge Soto parecía demasiado solo. Recién cuando Boca bajo un poco el ritmo, se animaron con algunos pelotazos largos que no tenían destino cierto.
Un tiro libre de Tevez que Cangele conectó de cabeza y el arquero desvió al corner acercó peligro. Otra guapeada de Vargas sobre Alberto Rodríguez produjo un rebote que casi se introduce en el arco visitante. La más clara para la visita, además de un remate de Soto que se fue bastante lejos, vino tras un centro de Bonnet que Vargas logró despejar antes que Quinteros, quien tenía el arco a su disposición para definir.
En la réplica de esa misma jugada, Tevez se metió en el área rival y sacó un remate que Roverano (que a esa altura pintaba para figura) volvió a tapar. Boca estaba otra vez enchufado y no tardó en encontrar la ventaja decisiva. Fue cuando Tevez encaró para adentro y salió hacia afuera, por la izquierda, y sacó un centro que Villarreal, ganándole en la corrida a Lima, consiguió conectar contra el palo derecho del arquero apenas estirando su pierna derecha. Sobre el final del período, Vargas entró al área dejando a varios defensores en el camino, pero su remate se fue demasiado alto.
El segundo tiempo fue mucho más dinámico, porque el Cristal, obligado por el resultado, trató de jugar de igual a igual: tras un centro de Bonnet, Soto sacó un remate comprometido que Abbondanzieri consiguió desviar por encima del travesaño. El juego de Boca se descargaba por la derecha, donde Cangele volvía loco a Moisela, aunque evidenciando fallas en la definición.
En las tribunas el partido perdía interés y los hinchas se encargaban de palpitar el superclásico. Ni siquiera cuando Bonnet casi empata, cuando intentó empalmar un centro de Zegarra, los hinchas se olvidaron de cantar contra su clásico rival.
Así estaban cuando Tevez, en lo que fue una gran jugada individual, arrastró a Lima y a Pardo, quedó a mano a mano con Roverano y le puso un zurdazo al segundo palo para poner el partido 2-0 y asegurar la clasificación. Inmediatamente, Bianchi sacó al delantero y mientras se festejaba todavía el tanto, de un tiro de esquina y dos cabezazos en el área de Boca, el Cristal descontó por intermedio de Lima.
Boca ni se inmutó, continuó controlando el partido apostando a la velocidad de Cangele y al manejo de Iarley, con quienes llevaba peligro constante.