Central estuvo a un paso de entrar en los cuartos de final de la Libertadores. Ganaba la definición por penales y sólo le faltaba a su arquero Julio César Gaona convertir el último, después de atajarle el primero a Cicinho y que convirtieran Carbonari, Herrera, Talamonti y Ferrari. Pero Gaona remató mal, se lo atajaron, el San Pablo se puso en ventaja e Irace desperdició el suyo. Amargura para los rosarinos, que perdieron el partido 2-1 después de haber ganado 1-0 en Arroyito.
Los 90 minutos arrancaron con Central aguardando para contragolpear, con Belloso y Herrera como arietes. Al ritmo moroso del local, los rosarinos le opusieron muy pronto una frenética corrida de Herrera apenas pasados los 5 minutos. El delantero encaró y definió bajo y cruzado ante el achique de Rogerio Ceni. El grito de gol de los 300 hinchas de Central que viajaron a Brasil se hizo oír en el Morumbí.
San Pablo intentó reaccionar y, como favorito que era, recibió una ayudita del árbitro Jorge Larrionda, que vio adentro del área de Central una falta de Raldés que había sido afuera. Luis Fabiano fue el encargado del remate, pero Gaona, con bravura, se lo contuvo.
Los brasileños se la jugaron: Grafite asustó con un disparo que se fue cerca del poste derecho y, cuando ya expiraba el primer tiempo, llegó el empate, cuando un centro pasado al segundo palo encontró mal parada a la defensa visitante. Fabao la devolvió al medio y Grafite cabeceó en el área chica sin que Gaona pudiera hacer nada.
El complemento se perdió entre el deslucido protagonismo del San Pablo y la calculadora de Central, apostando sus fichas al contragolpe y graduando el esfuerzo el físico en los amplios espacios del Morumbí. Pero de un rebote afortunado, Grafite consiguió el gol de la victoria. Y entonces vinieron los penales...