Como en aquel duelo de promoción que se disputó hace cuatro años, Almagro pegó primero. En un partido intenso, jugado a todo corazón, el equipo de Villa Raffo se impuso a Instituto en el primer chico de la final de la B Nacional, y ahora, con la mínima ventaja en su haber, viajará a Córdoba con el propósito de repetir la hazaña que en el año 2000 le permitió ascender a la Primera División. Con las sutilezas de Sparapani, el empuje de Filosa y la presencia goleadora de Tonelotto, los locales justificaron la victoria ante un duro rival que terminó con nueve y vendió cara su derrota.
De entrada, quedó claro que se trataba de una típica final de ascenso. Mucho juego aéreo y pierna fuerte. Cada pelota se disputaba como si fuera la última, en medio de un desarrollo donde predominaban la voluntad y la entrega, más que la claridad futbolística. Dentro de la vorágine de pelotazos y marcas personales, Raymonda, por el lado de Instituto, y Sparapani, en Almagro, intentaban poner algo de claridad. Así se fue el primer tiempo, que resultó un fervoroso duelo entre dos equipos que lucharon mucho más de lo que jugaron.
Pero en el complemento, Almagro, consciente de que el empate no le servía, se fue en busca del triunfo. Con el despliegue de Filosa en la mitad de la cancha y la firmeza de Meloño y Baigorria, los dirigidos por la dupla Hrabina-Sánchez tomaron la iniciativa del partido presionando en el campo de Instituto, que no encontraba los caminos para romper el asedio. La expulsión del zaguero cordobés Moreyra resultó fundamental para inclinar el desarrollo del juego en favor de Almagro. Tras varias chances desperdiciadas, Tonelotto estableció al fin la diferencia tras un centro de Filosa, que peleó una pelota que parecía irse por la línea final. El local se puso en ventaja por el gran rendimiento colectivo que había exhibido en el período final. Aún con un jugador menos, y con mucho amor propio, el elenco de Rivoira se fue en busca de la igualdad y estuvo cerca de conseguirlo en un contragolpe, que el ingresado Leva no pudo concretar. Cuando todo era alegría en Villa Raffo, el árbitro Ferro le mostró la quinta amarilla a Sparapani y Almagro perdió a su jugador más creativo para la revancha. La expulsión de Godoy, a siete del final, determinó que Instituto se dedicara sólo a aguantar. De todas formas, los hinchas cordobeses despidieron a su equipo con una ovación, convencidos de que en Alta Córdoba pueden dar vuelta esta final. Los de Almagro, en cambio, quieren repetir la historia, como en el 2000.

Informe: Leonardo Castillo.