Mié 25.08.2004

DEPORTES  › OPINION

¡Cuánta razón tenía Gentile!

› Por Pablo Vignone

Con todo respeto, esta Argentina no tiene ningún Diego Maradona”, dijo, con todo respeto, Claudio Gentile, el entrenador olímpico del fútbol italiano, el domingo, dos días antes de la semifinal. Y, la verdad, tenía (tiene) razón: ningún selección ha vuelto a contar con un Maradona. Simplemente porque Diego es, ha sido, único. De hecho, ninguna otra selección en el mundo ha tenido un Maradona jamás. Ni siquiera Italia. Lo de Gentile, pese a lo razonable, era casi de Perogrullo.
Pero así como no ha vuelto a reproducirse la magia que destilaba el más grande, esta Argentina olímpica ha tenido, tiene, por ejemplo, un Tevez. Que no es Maradona, pese a que Gentile dio muestras de que le preocupaba tanto como el genio que él se encargó de anular –como al fair-play– aquella tarde del Sarriá. Por eso le mandó encima no uno sino dos marcadores. Carlitos, que está derecho en esto del gol, no la tocó hasta que la tocó: iba un cuarto de hora, Pellizzoli tuvo que ir a buscarla “entre las mallas”, como decía Fioravanti, y el partido –todavía no lo sabíamos– terminó allí. Lo que siguió fue una exhibición. Un show.
Esta Argentina no tiene un Maradona, ¡claro, Gentile, cómo iba a tenerlo si Maradona hubo uno solo! Pero tuvo a Lucho González, un pedazo de jugador, un lector de fútbol como hay pocos en el medio, que no tiene el despliegue de Mascherano o el Kili González pero porque no lo necesita. El ex volante de Huracán marca, corta, quita y encima juega. ¡Y cómo juega! Gentile lo sufrió de cerca: en el segundo tiempo le mandó la marca. Lucho respondió con un bombazo al ángulo.
Claro, no es Diego, no. Pero los pases más justos, los más provechosos, son los suyos. Gentile no conoce, seguramente, esos comentarios de entrecasa que circulan los domingos, esos que catalogan al González de River como “pecho frío” o “jugador sin sangre”. ¡Cómo le habría gustado que fueran verdaderos, tan auténticos como su propia sentencia!
Ni siquiera puede haber punto de comparación con Heinze, la más grata sorpresa futbolística del año, un zaguero con recursos para salir jugando siempre sin rifarla, para cabecear en las dos áreas, para apuntalar la tarea de sus compañeros de la última línea. A Gentile le faltó agregar que esta Argentina tampoco tiene un Passarella...
Aquélla, la de la ausencia de un Maradona, no fue la única frase sensata que pronunció el técnico italiano en la previa del partido. También había afirmado que la Selección Argentina era la “neta favorita” a ganar la medalla de oro. Ayer, tras el partido, destacó que el argentino “es un equipo muy fuerte”.
¡Cuánta razón tenías, Gentile!

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