Esto de jugar entre semana trae sus complicaciones: una de ellas, no menor, es que es capaz de atenuar al mínimo la alegría que despierta una victoria dominical que, como en el caso de Independiente, no duró toda la semana sino apenas media. La nube en la que vivían los hinchas del equipo de Avellaneda después del gran triunfo sobre Boca, el domingo, se hizo jirones ayer en el cielo de La Plata. Gimnasia, que venía de ganarle 2-1 a Racing, completó la faena con el otro equipo del barrio, que pese a tener a Federico Insúa, cayó 2-1 en un partido cambiante.
La primera media hora fue la más entretenida y pareja de todo el encuentro. Gimnasia presionaba en la mitad de la cancha y atacaba por las puntas con Frutos y Enría. Independiente, en cambio, trataba de jugar por abajo, especialmente por el sector derecho de su ataque, con Insúa como el encargado de manejar los hilos.
Noce rechazó un tiro libre de Insúa y después un remate de Ri- ggio; en la otra área, una palomita de Frutos se iba cerca del palo izquierdo del arco de Navarro Montoya. Pero tras un centro de Enría hubo indecisión en la defensa roja y Frutos metió un cabezazo abajo que dejó sin reacción al arquero visitante. El resultado no reflejaba lo que sucedía en el campo, pero con el transcurrir de los minutos el equipo local se adueñó del trámite e Independiente desapareció.
Cada corrida de Frutos y Enría por las puntas preanunciaba la llegada de un nuevo gol, ayudados por las dudas de la defensa de Independiente ante cada centro que caía sobre el área. Pero ni Frutos ni Enría ni Lobos lograban embocar el segundo gol, por falta de puntería o por alguna que otra intervención de Navarro Montoya.
En el inicio del complemento el panorama continuó igual. A pesar de que Enría ya no estaba en la cancha, a causa de una lesión, Gimnasia siguió preocupando a un Independiente que no atinaba a ninguna reacción. Así, no extrañó que Frutos, tras una buena combinación con Cristian Castillo, pusiera el 2-0.
Pero al ratito nomás, Insúa se encendió, tuvo un chispazo, apiló a los zagueros en una corrida electrizante y dejó solo a Losada, que definió ante la salida de Noce. El descuento despabiló al equipo visitante y avivó el partido. Insúa tuvo la posibilidad del empate sobre la media hora del complemento, pero su derechazo pegó en el travesaño.
Gimnasia no reaccionaba e Independiente, por el contrario, fue una y otra vez por el empate, empujado por Navarro Montoya, que jugó los últimos 10 minutos del partido casi en la mitad de la cancha e incluso fue a cabecear un centro que terminó con la pelota dentro del arco, pero el gol no fue convalidado por falta del arquero de Independiente contra Noce. Por ese esfuerzo de los últimos minutos pareció que la derrota del equipo de Bertoni era injusta, pero en el balance del partido, el equipo local hizo más méritos por el triunfo y lo justificó con los goles de Frutos.