Dos goles de Facundo Sava, desde anoche otro de los goleadores del torneo Clausura, le sirvieron a Gimnasia para borrar la amargura que le produjo perder como local ante River, durante la semana, y seguir conservando una esperanza de terciar por el título si es que el equipo de Núñez sufre un traspié esta tarde. La victoria 2-0 como visitante sobre Lanús también tuvo otro significado, en este caso negativo: con la derrota, el equipo que conduce Carlos Aimar (quien habría renunciado a su cargo) está prácticamente condenado a jugar la Promoción para mantenerse en Primera.
Lanús jugó con un solo hombre de punta, Belloso, mientras Gimnasia apeló a los clásicos Enría y Sava. Pero se jugó especialmente en el medio y durante largos pasajes fue un duro partido. Pero de a poco, Gimnasia fue imponiendo mayor vuelo futbolístico, fundamentado por una buena tarea del uruguayo Scotti, que reemplazaba al lesionado Messera, con el acompañamiento de Troglio y Choy González.
Después de un par de aproximaciones de Belloso, que fueron conjuradas por Noce, Gimnasia empezó a encontrarle la vuelta al partido porque Scotti mantuvo bien abastecidos a los dos delanteros.
Cerca de la media hora se abrió el marcador. Con su profundo apetito goleador, Sava apareció por detrás de Pontiroli y metió un cabezazo goleador, que desató la euforia de la hinchada platense.
Con la tranquilidad del resultado a su favor, el equipo visitante se retrasó en la cancha, para jugar al contragolpe, entregándole la iniciativa a Lanús, que no hacía pie, corría mucho, pero jugaba muy poco. Para arrancar la segunda parte, Aimar se jugó: hizo ingresar al mendocino Coria por el central Ribonetto, buscando un mayor peso ofensivo, tras haber desperdiciado 45 minutos. Nada varió.
Siguió siendo Gimnasia el que controlaba el trámite del partido, y estaba más cerca de aumentar que Lanús de la igualdad. Eso fue lo que sucedió: Sava ingresó al área después de una lucida maniobra colectiva y Pontiroli lo cruzó para cometerle un claro penal. La ejecución estuvo a cargo del delantero, que ejecutó un violento tiro, de zurda, cruzado al palo izquierdo, que dejó sin chances al arquero local.
El gol dejó conforme a la visita, que con más de media hora por jugar desactivó el partido, mientras Lanús se consumía en su impotencia, arrullado por los hostiles cantos que bajaban desde su tribuna. Inclusive, hubo algunos intentos por forzar el alambrado pretendiendo invadir el campo de juego, que no se concretaron por la intervención policial.