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› LE GANO 10 SOBRE LA HORA EN LINIERS
Central lo cacheteó a Vélez
Parecía empate, pero Papa marcó un golazo en el último minuto. Boca, River y Newell’s pueden alcanzar al líder si ganan hoy.
Cuando parecía un empate clavado en cero, una pelota cruzada desde la derecha cayó a los pies de Emiliano Papa quien, solito y solo en el área, la picó con calidad sobre el cuerpo de Sessa. Con ese gol sorpresivo, Central le ganó sobre la hora al puntero Vélez, que pagó con la derrota la demora que expuso a la hora de asumir en el partido el rol protagónico de líder del Apertura. Con este resultado, Boca, River y Newell’s pueden alcanzar la punta si ganan sus compromisos de esta tarde.
Si Vélez pensaba que el rival de anoche era un mero trámite, con 12 puntos menos en la tabla, el desarrollo del partido le hizo comprobar una realidad desagradable. Central sorprendió el desconcierto inicial del líder del torneo con un planteo dinámico, compacto y prolijo, más eficaz y más despierto.
Con un equipo en el que el más veterano era Germán Rivarola, de 25 años, los rosarinos se dieron maña tanto para quitarle los espacios de gestación al local como a tratar de manera atildada la pelota, para abastecer las ambiciones ofensivas de Vitti y Villa.
Por eso, se repartieron las situaciones en el primer tiempo, pese a que los papeles habían presumido otra cosa. Vélez tuvo el gol en una gran jugada de Bravo que Bardaro no pudo convertir, antes del cuarto de hora, y en una jugada personal de Valdemarín, que sin ángulo tiró un centro y la pelota pegó en el travesaño.
Central se acercó con una combinación entre Vitti y Villa, que el ex Huracán tiró por arriba del larguero y dispuso de la mejor chance del período cuando Vitti se la picó por encima a Sessa, estirándose en el borde del área chica, salvó la caída.
El ingreso de Zárate, a los quince del complemento, pareció darle otra vivacidad a Vélez, que cercó a Central en su área. Raldes salvó dos veces, en la misma jugada, el gol, luego de disparos de Gorostegui y Cubero, y Valdemarín tuvo otras dos chances. Pero los rosarinos lastimaban de contragolpe, y así Papa metió un bombazo en un palo. Fue un aviso. Después llegó el baldazo.