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› BOCA EMPATO EN QUITO ANTE EL NACIONAL DE ECUADOR
Un punto con mucha altura
A 2.850 metros de altura y bajo una lluvia torrencial, el equipo argentino logró una igualdad que lo acerca a cuartos de la Copa.
Boca empató sin goles con El Nacional en Quito, un resultado importantísimo para alcanzar los cuartos de final de la Copa Libertadores, ya que ahora le bastará ganar por la mínima diferencia, la semana próxima, en la Bombonera, para clasificarse. Jugando con inteligencia y claridad, el equipo argentino soportó el chubasco y logró su objetivo: no perder.
Al problema de la altura, a Boca se le sumaron rápidamente dos complicaciones: la lluvia torrencial, y el ahogo que intentó imponerle el equipo ecuatoriano en el arranque. Delgado tuvo la primera fricción al minuto, pero Abbondancieri le sacó el gol a Ordóñez, el único delantero local en la cancha, en la réplica.
Así empezaron diez minutos de cerco, que transformaron al arquero de Boca en lo mejor de la cancha: tapó a Lara y sacó un bombazo al ángulo de Burbano. Pero después de ese doble vendaval, mientras la lluvia proseguía, Boca lograba contener al rival y empezaba a cambiar ataque por ataque. Con Balbo más como enganche que como punta, con Tévez más suelto, el juvenil se lo perdió primero, y al rato se apuró Delgado en la definición.
El partido se hizo dinámico, con El Nacional ejerciendo el dominio y el campeón de América agilizando la réplica. Calvo salvó la caída sobre la raya, y al minuto Balbo se lo perdió cuando se le anticipó el arquero Ibarra tras una gran corrida de Delgado, que a esa altura se había transformado en el mejor delantero de Boca.
Ordóñez metió un tiro libre en el palo, que hizo temblar el arco, pero después de esa jugada peligrosa, El Nacional empezó a llegar con menos peligro. Battaglia se afirmaba en el medio, Calvo cerraba en el fondo, Abbondancieri respondía con solvencia en el arco. Boca soñaba con llevarse el punto.
El segundo tiempo fue distinto, porque las condiciones del terreno comenzaron a hacer efecto en el conjunto visitante. El Nacional arrancó con la misma idea que en el primer tiempo: ahogar a su rival en su área, pelotearlo, no dejarlo salir. Así, de movida, Chalá metió un cabezazo que pudo ser la apertura, y que reseñó lo que sucedería en el complemento.
Delgado se tiró a la izquierda para tapar las subidas de Coronel, que abastecía a sus delanteros, pero sus participaciones en el ataque se hicieron esporádicas. Balbo se desdibujó y aunque Pérez mejoró un poco su rendimiento, Boca dejó de desempeñar el papel que había encarnado en el primer período. Con inteligencia, esperaba llevarse el punto.
Por eso, el técnico de El Nacional apostó a su última carta: hacer entrar, fresquito, al delantero que había reservado en el banco, Angel Fernández, para mandarlo contra la zaga ya desinflada de Boca.
Tabárez sacó a Balbo para tener más oxígeno en el medio con Giménez, y Boca aguantó los últimos minutos con la solidez de Abbondancieri.
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