Mar 11.10.2005

DEPORTES  › ¿PONER A MESSI CONTRA URUGUAY O RESGUARDARLO?

Es la decisión de Pekerman

Antes se discutía si tenía que ir al Mundial. Zanjada la cuestión, ahora el tema pasa por la titularidad. Se juega mucho para tan poco.

› Por Juan José Panno

Lionel Messi juega con el 19. Diez y nueve. Como la posición que ocupa en la cancha, mezcla de enganche y delantero de punta. Diez y nueve; como Maradona y como Ronaldinho, salvadas sean las distancias. Diez y nueve; como los números sobre los que oscilarían sus calificaciones de los diarios de los lunes si jugara en el campeonato local.
De 9, de 10, de 9 y medio o lo que sea, Messi juega con una naturalidad que deslumbra. El domingo protagonizó su primer encuentro íntegro en la selección mayor como si hubiese estado ahí desde siempre. “Protagonizó” se dice en el sentido exacto de la palabra: fue protagonista, el actor central del partido, compartiendo el cartel con Juan Román Riquelme y Juan Pablo Sorin (los demás parecían extras).
Curioso el caso de Messi. Apareció en la segunda fecha del Mundial Sub-20, porque el técnico Francisco Ferraro tal vez lo veía demasiado pibe con sus 18 años en un campeonato de chicos más grandes y la rompió al punto que resultó el factor excluyente de la consagración; casi como Maradona en México; más que Maradona en México. Los integrantes del cuerpo técnico de la Selección nacional saben muy bien a esta altura que este pibe es un diamante en bruto que podrán colgarse con elegancia y orgullo en las grandes ocasiones. Y también saben que hay que cuidarlo y pulirlo.
Era ideal para Messi el partido del domingo, en casa, ante un rival que no se jugaba nada. Sin embargo, los defensores peruanos que no deben haber oído hablar nunca de su compatriota Julio Meléndez –aquel estandarte del juego limpio y brillante– no vacilaron en pegarle duro cuando el pibe rompía la monotonía del juego y encaraba con su diabólica gambeta. Trac a los tobillos, trac a las rodillas. Le hicieron una decena de foules, la mitad de ellos muy violentos.
La pregunta del millón es ésta: ¿tiene que jugar contra Uruguay? Si los peruanos que no se jugaban nada le dieron duro, ¿qué puede pasar con Uruguay, que mañana se juega con un cuchillo filoso entre los dientes la posibilidad de clasificarse para el Mundial en el Centenario?.
El chico quiere jugar, lo ratificó ayer. Pero no es sencilla la decisión para Pekerman. Si lo pone y lo lesionan, quedará como un gil que no supo medir las consecuencias; si lo saca, se hablará con más intensidad de un arreglo para que Uruguay pueda disputar el repechaje.
Seguramente optará por ponerlo y habrá hecho bien porque, pasada la primera prueba de fuego, ahora será como levantarle la vara para ver hasta dónde es capaz de saltar. Messi no tiene dudas: correría el riesgo. Es que eso está en su naturaleza y se le nota cuando entra a una cancha. Lionel Messi arriesga, se la juega, juega. Sería muy bueno que el equipo todo (y también los uruguayos, de paso) comprendan que en esencia el fútbol es un juego. Nada más. Y nada menos.

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