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› LOS FUTBOLISTAS ARGENTINOS SON MAS BARATOS
Juegan igual, cuestan menos
En general, los europeos pagan más por los brasileños. En 2005, el fútbol argentino exportó por menos de 60 millones de euros, menos de lo que gastó el Chelsea para reforzar su equipo.
Circula la versión de que, cuando el Real Madrid hizo conocer extraoficialmente su interés por el traspaso de Michael Ballack, en el Bayern Munich se fijó el valor de la contratación en 100 millones de euros. Aquejado por problemas futbolísticos pero no desesperado por dilapidar el dinero, el club madrileño, que redujo casi a la tercera parte su presupuesto de contrataciones en la última temporada, se llamó a silencio. Si hubiera ofertado esa cifra por algún futbolista de un club argentino, probablemente le habrían dado a cambio el plantel completo, las instalaciones y quizás hasta los empleados...
No hay cinco veces una diferencia de calidad entre Ballack, llamado a ser la estrella de la selección de su país en el próximo Mundial, y Carlos Tevez, consagrado ayer por tercer año consecutivo como el mejor futbolista de Sudamérica. Pero al Corinthians, que adquirió el pase del argentino hace un año con un dinero cuyo origen, presuntamente, llega hasta el magnate ruso Roman Abramovich, sólo desembolsó la quinta parte de lo que se presume el Bayern pidió por Ballack. Independiente pide la misma cifra, 20 millones, por Sergio Agüero, pero hasta ahora el Villarreal español sólo ofertó 14 millones y el Inter apenas si mostró el interés, pero no los billetes.
El Madrid estaba acostumbrado a gastar fortunas: pagó 60 millones por Zidane y otro tanto por Ronaldo. Juan Román Riquelme, el futbolista alrededor del cual gira la Selección Argentina, le costó siete millones al Villarreal, más otros tres de acuerdo con cláusulas de rendimiento, de los cuales el club canario ya obló uno. La cláusula de rescisión del contrato de Riquelme (la cifra por la cual habría que venderlo) oscila entre los 35 y los 40 millones de euros, pero es dudoso que algún club pague esa cifra.
La diferencia es notable, especialmente si se tiene en cuenta que el fútbol argentino vendió en 2005 más de tres equipos completos, unos 36 jugadores, por un total de 58 millones de dólares, un poco menos que lo que el Madrid pagó por Ronaldo.
El club madrileño, sumido en una crisis de resultados desde hace tres años, no tiene problemas en pagar fortunas por jugadores brasileños: este año pagó 30 millones de euros por Robinho y 27 millones por Julio Baptista. No les han dado buenos resultados, está claro: ayer se presentó Cicinho, el ex delantero del San Pablo –el quinto brasileño del cuadro blanco– por quien el Real Madrid abonó apenas 4 millones de euros, menos que lo que el Porto pagó por Lisandro López (5 millones) o el Barcelona por Maxi López (5,5 millones).
Para tener una idea más clara de las diferencias: el Ajax acaba de comprar al goleador de la liga holandesa, Klaas Huntelaar, al Heerenveen, por 9 millones de euros; en la Argentina, Newell’s le está pidiendo a River 3,2 millones de dólares (la tercera parte de lo que costó el jugador holandés) para cederle a Ariel Ortega. ¿Una exageración? A menos de una semana de que los clubes argentinos comiencen sus pretemporadas, hubo menos de una docena de transferencias, en general a préstamo, y por cifras muchísimo menores: Independiente consiguió el pase de Gastón Machín por un millón de dólares.
El Liverpool pagó hace casi un año 9 millones de euros por el pase de Fernando Morientes, y la Juventus más que duplicó esa cifra para adquirir a Patrick Vieira en 20 millones de euros. El Chelsea de Abramovich gastó en pases durante el 2005 80 millones de euros, más de lo que recibió el fútbol argentino por sus exportaciones durante esta temporada. Y Boca, el triple campeón de fin de año, está pidiendo por los veteranos Rolando Schiavi y Marcelo Delgado un total de 1,5 millón que el Hércules de España no está del todo dispuesto a pagar.
Por alguna razón, los jugadores argentinos están devaluados, y no debe ser una coincidencia que, así como se paga menos por ellos, tampoco se muestren como las grandes figuras. Hernán Crespo tiene un contrato con el Chelsea de 8 millones de dólares anuales, pero alterna la titularidad en el equipo inglés; en la reciente elección de la FIFA del mejor futbolista del 2005, solo un argentino, Juan Riquelme, fue seleccionado entre los 30 finalistas. Claro que el dato es incongruente con otra realidad: la Argentina figura cuarta en el ranking mundial de la FIFA, con esos mismos jugadores. ¿Será que, también en el fútbol, el valor y el precio no son equivalentes?