Guillermo Vilas dijo en Australia que cuando el cordobés alcance el tope del ranking “se sentará al lado y tomaremos un café juntos”.
Guillermo Vilas está convencido de que David Nalbandian tiene todo para convertirse a corto plazo en el número uno del mundo del tenis, por delante incluso del suizo Roger Federer. “Sí que puede ser número uno, lo puede conseguir mañana”, aseguró en Melbourne. “Está jugando espectacularmente bien, y cada vez mejor. Es un jugador en alza y que va mejorando con los partidos.”
Según insiste Vilas, Nalbandian sería el segundo número uno argentino, porque, pese a que las estadísticas dicen que su máximo fue el dos, él fue uno. “Yo fui número uno. Me cambiaron las estadísticas”, asegura el hombre que en 1977 ganó catorce torneos, entre ellos Roland Garros y el US Open, y que además fue finalista en Australia. Por eso cree que el actual número cuatro del ranking no podrá superarlo, sino sólo igualarlo. “No va a subir un escalón más. Si va, se sentará al lado y tomaremos un café juntos”. Vilas advierte que no le será sencillo. “Sí lo veo (en cabeza del ranking), pero hay que lograrlo. No es tan fácil, pero lo tiene todo para lograrlo. No veo cómo no puede hacerlo.”
Según el ganador de cuatro torneos del Grand Slam (dos Australian Open, un Roland Garros y un US Open), el líder de la Legión Argentina reúne las características para ser el mejor. “Ahora está bien ordenado. Físicamente está mucho mejor que antes, y es joven.” El propio Vilas confiesa que cuando observa a Nalbandian se ve a sí mismo en el momento de la explosión de su carrera. “Usa mucho el contragolpe y el ataque, que yo usaba mucho. Y juega en todas las superficies, como yo.”
El futuro inmediato de Nalbandian se llama Abierto de Australia, y es en su Grand Slam “talismán” donde Vilas ve que puede comenzar a construir su castillo. “Es junto a Federer el candidato para la copa. Los papeles se equivocan a veces, pero cuando te ponen a un jugador al lado de Federer no se puede pasar por alto. El año pasado decían que Nadal iba a ganar el Abierto de Francia y lo ganó.”
En Australia está Vilas recordando los tiempos de gloria con sus pares, “los viejitos”, como él los llama, y sigue sin parar de firmar autógrafos y de saludar a conocidos. Sigue viajando por todo el mundo inaugurando clubes, dando cursos o jugando torneos de exhibición. Pero a los 53 años sigue estando dispuesto a entrenar a una estrella, como ya hizo con el alemán Boris Becker, el francés Henri Leconte o la argentina Gabriela Sabatini, que ayer se unió a él en el Salón de la Fama del tenis.
“Me gusta estar al tanto. Si viene un jugador no quiero tener que leer todo para saber lo que pasa. Mañana te aparece Federer que te dice ‘acompañame’...”, asegura con los ojos iluminados. Entrenar a Federer sabe que es una utopía, pero su nombre se refiere a una clase de tenistas. “Tiene que ser un tipo de jugador muy especial, que tenga ganas de trabajar fuerte. El jugador te tiene que llamar. Y los jugadores ahora no se enganchan por dos o tres años.”
En cualquiera de los casos, tiene claro que su acuerdo debería mantener unas condiciones particulares. “Si yo buscara a un jugador, me tendría que quedar en un lugar y entrenar todo el tiempo. Hay entrenadores que viven de eso, pero no es lo mío. No soy un taxímetro. Yo competí. Los que son entrenadores no fueron jugadores, y están tan necesitados de viajar como el jugador. Yo ya lo hice”.
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