DEPORTES › SHOW PERSONAL DE MARADONA
› Por Facundo Martínez
Los dos primeros singles de la serie entre Argentina y Suecia de la Copa Davis tuvieron un condimento especial: la eufórica presencia de Diego Maradona, quien desde una de las plateas preferenciales del estadio tubular del Parque Roca, desde donde recibía y agradecía el saludo del público, brindó un show personal que incluyó distintos tópicos: gritos de aliento y festejos recurrentes ante los puntos que obtenían los argentinos, David Nalbandian y José Acasuso, y chistes e insultos para los jugadores visitantes. Todo ese histrionismo, desplegado en compañía de su ex mujer, Claudia Villafañe, y de los funcionarios de la comuna Aníbal Ibarra y Jorge Telerman –notorios festejantes–; del secretario de Deportes, Claudio Morresi, y del vicepresidente, Daniel Scioli, funcionó como el motor que dirigió en distintos momentos el ánimo de los presentes.
Maradona ingresó al estadio poco antes del inicio del encuentro entre Nalbandian y Soderling y se ubicó al lado del suspendido jefe de Gobierno, con quien compartió diálogos, cantitos, sonrisas y varios festejos. Poco duró la elegancia del ex capitán de la Selección, recibido por el público con el clásico “olé, olé, olé, olé.... Dieieeeeego, Dieieeeego”, ya que desde el inicio del partido sintió la necesidad de alentar al tenista cordobés, que no tenía un buen arranque, y socavar el espíritu del sueco, quien al cabo del primer set lograba imponerse.
Alrededor de Maradona, todas sus intervenciones eran bien recibidas, pura diversión. Incluso cuando el astro se paró de su asiento y, con Soderling atendiendo el juego, amagó con arrojarle al sueco una pelota sobre sus espaldas, cansado de los reclamos del jugador al umpire por el comportamiento del público. Lo del pelotazo fue sólo un amague y todos festejaron la ocurrencia; incluso un hincha le sugirió al astro que mejor le arrojara al sueco un vaso, en clara alusión al reciente incidente protagonizado por él y una modelo de Tahití.
Lo cierto es que el día de Maradona venía algo agitado, ya que en la madrugada, a bordo de una camioneta cuatro por cuatro en la que, supuestamente, no manejaba, se llevó por delante una cabina telefónica, en circunstancias algo confusas, tras lo cual dos personas resultaron heridas sin gravedad. “Yo lo vi a Maradona, él luego del choque bajó de la camioneta corriendo, se subió a un auto y siguió viaje”, contó uno de los heridos. “No sé nada, yo no tengo una camioneta, tengo un Mini Cooper”, se defendió Maradona. La causa está en manos de la Justicia y la camioneta fue secuestrada por la policía.
Pero en la cancha, el ex futbolista no pensaba en el accidente. Alentaba y agitaba para que todos apoyaran a los tenistas locales. “Es un grande, me dijo que iba a venir a verme y vino. Un maestro”, manifestó Nalbandian. El cordobés tuvo también palabras de elogio para el público, principal acusado en los reclamos del capitán del equipo sueco, Mats Wilander, al juez del encuentro. “El público se portó perfecto. Para mi gusto no hizo nada malo, si cuando vamos afuera nos hacen cosas peores. Cuanto más aliento y ruido, mejor”, agregó el hombre de Unquillo.
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