Faltaban dos minutos para terminar el partido, y así el equipo español no pudo vencer al Arsenal, que se clasificó para disputar la final de la Champions League. ¿Se tomará revancha en el Mundial?
Estadio El Madrigal, Castellón, 88 minutos, Villarreal empata sin goles con el Arsenal y se queda fuera de la final de la Champions League cuando el árbitro ruso Valentín Ivanov ve penal en un empujón de Clichy sobre José Mari. Faltan dos minutos para terminar el partido, si el equipo español se pone en ventaja obligará a un alargue y, quién sabe, penales. Juan Román Riquelme toma la pelota en su poder y la besa. No ha jugado bien, acaso resiente la vieja lesión de su cintura, pero nadie va a quitarle la ocasión de asociarse a la gloria. En la línea de gol, contra el arco, flota Jens Lehmann, el arquero titular de la selección de Alemania, que hasta ese instante conserva un invicto en el torneo de 919 minutos. La mirada de Riquelme no luce furiosa. Lehmann se agranda. La pelota viaja suave, baja, sin iracundia hacia el ángulo bajo derecho. El arquero se arroja hacia su izquierda y rechaza el balón. Allí se derrumba Riquelme, el partido, el sueño. El partido termina sin goles, el Villarreal, que ha perdido 1-0 a la ida en Highbury, se queda fuera de la final, el argentino ha fallado en su cita con el destino. ¿Se tomará revancha en el Mundial?
“Fue un palo muy grande, pero así es el fútbol”, opinó Manuel Pellegrini, el entrenador chileno del Villarreal, que defendió a Riquelme. “Falló el penal porque lo tiró. Román es un gran jugador que le gusta asumir responsabilidades y cuando se asumen puede pasar que falles”, agregó. “En el penal tuve suerte –explicó Lehmann–. Pensé en quedarme parado porque creí que Riquelme tiraría al medio del arco.”
La eliminación del Villarreal quedó sellada en esa desafortunada jugada, pero se consumó en la ausencia de precisión de los delanteros del equipo amarillo, que tuvo al menos cuatro situaciones claras para marcar –tres en la cabeza de Guillermo Franco, una en los pies de Diego Forlán– sin poder concretarlas. El equipo local fue muy superior al conjunto inglés, que no dispuso de una sola ocasión de riesgo, más ocupado en llenar el mediocampo para quitarle ritmo a Riquelme y Cía. que en atacar, como reconoció el entrenador francés Arsene Wenger: “Estuve muy preocupado, no hemos jugado bien, perdimos muchos balones y no creamos ocasiones pero tuvimos suerte y nos merecemos estar en la final”, destacó el técnico del Arsenal, para quien “Riquelme estaba bajo mucha presión y falló”.
“Tuvimos cuatro o cinco ocasiones para anotar, jugamos incluso mejor que el Arsenal en Highbury. Merecíamos estar en la final –opinó Pellegrini–. Pensé desde el primer minuto que podíamos hacerlo. Hasta el penal en el último momento creí que era posible. Los jugadores están muy tristes. Estoy orgulloso de la manera como jugaron, pero también tenemos una gran sensación de frustración.”
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