El comisario extraordinario de la Federación Italiana de Fútbol, Guido Rossi, confirmó a Marcello Lippi en el puesto de entrenador de la Selección, pese a las sospechas que pesan sobre él de ceder a presuntas presiones por parte del ex director de la Juventus, Luciano Moggi, para convocar a ciertos jugadores. El caso de Lippi no es el único que envuelve al equipo nacional italiano en un manto de sospecha: el arquero Gianluigi Buffon, de la Juventus, podría estar implicado en un caso de apuestas ilegales y el defensor Fabio Cannavaro en un asunto de ingresos no declarados.

Rossi, nombrado comisario extraordinario de la Federación por el Comité Olímpico Italiano tras el escándalo de corrupción que está sacudiendo al fútbol italiano, visitó el centro de entrenamiento de Coverciano, en el centro del país, donde ayer empezó la concentración de la Selección de Italia antes del Mundial. Su visita se leyó como un intento de tranquilizar el ambiente y dar confianza a la selección italiana de cara al Mundial de Alemania y limpiar la imagen con la que llega el “calcio” al torneo.

Ante las acusaciones que surgieron desde algunos organismos europeos ante el escándalo que sacude al fútbol italiano, Rossi quiso defender a la “azzurra” y a su entrenador. Por ello, comentó que nunca se hubieran esperado las declaraciones del presidente del comité organizador del Mundial, Franz Beckenbauer, que dijo que “Italia pagaría esta situación en el Mundial”. Desde la llegada de Lippi, la selección italiana logró once victorias, seis empates y sólo sufrió dos derrotas.

“Nunca me hubiera esperado estas frases de Beckenbauer, una persona seria. Se aprovechó de una situación y se equivocó, sobre todo teniendo en cuenta la posición que tiene. Estoy seguro de que nadie en Italia habría aprovechado esto si la situación fuera al contrario”, añadió Rossi.

Sobre Lippi, el comisario extraordinario de la Federación explicó que junto al Comité Olímpico se daba toda la confianza al entrenador. “No tuve nunca dudas sobre la posición de Lippi. Hubiera sido una locura señalarlo como el culpable, evitando sancionar a los verdaderos responsables de toda esta situación”, dijo Rossi.

Lippi fue llamado a declarar ante la fiscalía de Roma en el marco de la investigación que se está realizando sobre la sociedad GEA, propiedad del hijo de Luciano Moggi. Al parecer, el técnico está sospechado de haber cedido a presiones de Moggi para convocar a jugadores representados por la empresa de su hijo Alessandro, con el objetivo de que subiesen su valor.

La posición de Lippi se agravó después de que en la prensa italiana se asegurara que la fiscalía está investigando también a su hijo Davide, que trabaja como representante de jugadores para GEA. Lippi negó, al ser interrogado, haber recibido presiones de cualquier tipo desde que ocupa el cargo. Sin embargo, la opinión pública no parece apoyar a Lippi, ya que en los sondeos que se realizaron la mayoría de los italianos quería la dimisión del entrenador.

“Seguramente no estoy muy contento por tantas falsedades que leí. Se me pide que aclare pero yo no tengo nada que aclarar y mi hijo no me asistió en nada y no tengo nada que ver con la GEA. Tampoco sufrí ninguna presión y siempre actué con total autonomía”, añadió el seleccionador.

Lippi explicó que nunca pensó en presentar su dimisión. “Presenta la renuncia quien se siente descubierto o quien, teniendo la conciencia limpia, prefiere acabar con todo”, agregó. Sobre las declaraciones de Beckenbauer, Lippi prefirió solo comentar que “Italia va a Alemania a transformar todo lo que está pasando en algo positivo, en energía positiva”. Y opinó también de fútbol: “Brasil parece muy por encima de todos los demás, pero detrás tenemos algo que decir y yo sitúo a Italia en el mismo plano que otros equipos como Argentina, Francia, Alemania y la Holanda de Marco van Basten”.